Por Ignacio Morgado Bernal
El alzhéimer es un trastorno neurodegenerativo que puede acabar afectando a todo el cerebro, aunque, por razones todavía no conocidas, suele empezar afectando a las neuronas de partes del mismo, como el hipocampo, implicadas en la memoria y por eso ha ganado la reputación que le caracteriza.
Cada vez olvido más dónde he puesto las llaves. Abro el frigorífico y no recuerdo que es lo que voy a buscar en él. ¿Qué me pasa? Las anteriores son frases y preguntas que oigo a veces en boca de algunos amigos de cierta edad, sabedores ellos de mi particular dedicación a la ciencia del cerebro y la memoria. Lo que en realidad preguntan, sin atreverse a hacerlo directamente, es si pueden estar empezando a tener alzhéimer, una enfermedad que la mayoría de las personas consideran como propia del la memoria. Para tranquilizarles me suelo reír cariñosamente de ellos diciéndoles que no me consulten cuando pierdan las llaves, sino cuando las tengan en la mano y no sepan para qué sirven.
Es cierto que mientras que la neurociencia no tenga más claro el origen de la enfermedad de Alzheimer y cómo evitarla no podemos negar que todos estamos expuestos a ella, es decir, cualquiera de nosotros puede acabar teniéndola. Pero el alzhéimer no es una enfermedad de la memoria. El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa que puede acabar afectando a todas las neuronas del cerebro, aunque, por razones todavía no conocidas, suele empezar afectando a las neuronas de partes del mismo, como el hipocampo, implicadas en la memoria y por eso ha ganado la reputación que le caracteriza.
Desafortunadamente, la enfermedad no se queda ahí, en la memoria, pues puede acabar afectando progresivamente al movimiento, las emociones o el razonamiento de las personas que la padecen. El paciente puede acabar no conociendo a las demás personas y ni siquiera a sí mismo, lo que quizá suponga eventualmente una ventaja para evitar o reducir su sufrimiento. Los familiares del enfermo son casi siempre quienes peor lo pasan, por lo que a ellos, a esos familiares y su estado, hay que prestarles también una especial atención. Todo eso es la triste verdad, pero, por lo que comento a continuación, tampoco debemos preocuparnos más de la cuenta cuando al hacernos mayores empezamos a perder la capacidad de recordar.
Todas las personas al llegar a cierta edad vamos a sufrir un deterioro de la memoria, una pérdida de capacidad para almacenar información, y eso es algo tan natural como perder fuerza muscular o capacidades sensoriales cuando envejecemos. La mayoría de las pérdidas de memoria de quienes tienen la fortuna de alcanzar una cierta edad son además superables mediante una buena y variada cantidad de recursos, como agendas, notas, despertadores y alarmas, avisos de familiares o amigos, etc, además de los esfuerzos mentales especiales que incluso los mayores pueden hacer cuando están muy interesados en que alguna cosa importante para ellos no se les olvide. Las personas mayores olvidan mucho, pero no todo. Algunas cosas que son muy importantes para ellos no suelen olvidarlas, como darles de comer a su gato, por poner un ejemplo trivial pero indicador de que la capacidad de memorizar no se pierde completamente. En general, las rutinas, es decir, lo habitual, se olvida menos que lo que es más accidental o coyuntural.
Ocurre además que muchas cosas que olvidamos con frecuencia más que un olvido propiamente dicho son sólo una incapacidad para acceder a la información pretendida, y prueba de ello es que lo que olvidamos en un momento dado podemos recordarlo más tarde, cuando cambiamos de lugar o de estado mental. Le ocurre mucho a los mayores, y ese recuerdo posterior es buena prueba de que no han entrado en un proceso de deterioro cerebral importante. El alzhéimer es una enfermedad basada en alteraciones de la química cerebral que pueden tener su origen en los genes, en exposiciones a ciertos agentes ambientales o en combinaciones de ambos, por lo que podemos estar bastante seguros de que, tarde o temprano, la neurociencia va a descubrir los secretos que permitan prevenir o incluso curar tan amenazante enfermedad. Es por ello que puede resultar absurdo pasarnos media vida preocupados por cosas que nunca van a suceder.
Para saber más: Morgado, I. (2014) Aprender, recordar y olvidar: Claves cerebrales de la memoria y la educación. Barcelona: Ariel
Tomado de: http://www.investigacionyciencia.es/blogs/psicologia-y-neurociencia/37/posts/es-el-alzhimer-una-enfermedad-de-la-memoria-13796
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