13 de agosto de 2013

Descubren neuronas humanas relacionadas con la navegación en entornos exteriores

Con grabaciones directas del cerebro humano, un equipo de investigadores de las universidades norteamericanas de Drexel, Pennsylvania, UCLA y Thomas Jefferson ha identificado un nuevo tipo de célula en el cerebro que ayuda a las personas a realizar un seguimiento de su ubicación al navegar por un entorno desconocido.

Con grabaciones directas del cerebro humano, un equipo de investigadores de las universidades norteamericanas de Drexel, Pennsylvania, UCLA y Thomas Jefferson ha identificado un nuevo tipo de célula en el cerebro que ayuda a las personas a realizar un seguimiento de su ubicación al navegar por un entorno desconocido.

La "cuadrícula", que deriva su nombre del patrón de rejilla triangular en el que la célula se activa durante la navegación, se distingue entre las células cerebrales debido a que su activación representa múltiples localizaciones espaciales. Este comportamiento es como células que permiten al cerebro realizar un seguimiento de las señales de navegación, como la lejanía del punto de partida o de su última vuelta, un tipo de navegación que se conoce como camino de integración.

"Es muy importante que este patrón de rejilla sea tan consistente porque muestra cómo la gente puede realizar un seguimiento de su ubicación, incluso en nuevos ambientes con diseños inconsistentes", dijo el doctor Joshua Jacobs, profesor asistente en la Escuela de Ingeniería Biomédica, Ciencia y Salud de Drexel, es el investigador principal del equipo.Los autores, Jacobs, Michael Kahana, de Pennsylvania, e Itzhak Fried, de UCLA, fueron capaces de discernir estas células porque tuvieron la rara oportunidad de estudiar grabaciones cerebrales de pacientes epilépticos con electrodos implantados profundamente en el interior de su cerebro como parte de su tratamiento. Su trabajo se publica en la última edición de la revista 'Nature Neuroscience'.

Durante la grabación del cerebro, los 14 participantes en el estudio realizaron un videojuego en el que navegaban de un punto a otro para recuperar objetos y luego recordar cómo volver a los lugares donde se encontraba cada objeto. Los participantes utilizaron un joystick para montar en una bicicleta virtual a través de un terreno muy abierto en un ordenador portátil y el equipo estudió la relación entre la forma en que los participantes navegaron en el videojuego y la actividad de las neuronas individuales."Cada célula de la cuadrícula responde a múltiples localizaciones espaciales que se organizan en forma de red --dijo Jacobs--.

Este patrón de rejilla triangular parece ser un patrón cerebral que juega un papel fundamental en la navegación. Sin cuadrículas, lo más probable es que los seres humanos con frecuencia se pierdan o tengan que desplazarse en base sólo a puntos de referencia. Las células de la red por lo tanto son fundamentales para el mantenimiento del sentido de la ubicación en un entorno".

Estas células no son únicas entre los animales, a pesar de que se descubrieron anteriormente en ratas, ya que un estudio previo de 2010, que utilizó imágenes no invasivas del cerebro, sugirió la existencia de las células en los seres humanos, pero esta es la primera identificación positiva de la versión humana de estas células.

"El presente hallazgo de la cuadrícula en el cerebro humano, junto con el descubrimiento anterior de las células del hipocampo humano, proporcionan pruebas concluyentes de una asignación común y un sistema de navegación conservado en los humanos y animales inferiores", dijo Kahana, neurocientífico, autor principal y profesor de Psicología en la Universidad de Pennsylvania.

Los resultados del equipo también sugieren que estos modelos de red pueden de hecho ser más frecuentes en los seres humanos que las ratas, debido a que el estudio encontró células no sólo en la corteza entorrinal, como se observó en ratas, sino también en un área del cerebro muy diferente, la corteza cingulada."Las células de red se encuentran en un lugar crítico en el sistema de la memoria humana llamado la corteza entorrinal --destacó Fried, que es profesor de Neurocirugía en la Escuela David Geffen de Medicina en UCLA--.

Este descubrimiento arroja nueva luz sobre una región del cerebro que es la primera en resultar afectada en la enfermedad de Alzheimer, con efectos devastadores en la memoria".La corteza entorrinal es la parte del cerebro que se ha estudiado en la investigación de la enfermedad de Alzheimer y de acuerdo con Jacobs, la comprensión de las cuadrículas podría ayudar a los investigadores a entender por qué las personas con la patología a menudo se desorientan. También es posible que ayude a mostrar cómo mejorar la función cerebral en personas que sufren de la enfermedad de Alzheimer.

Tomado de: http://noticias.lainformacion.com/salud/mal-de-alzheimer/descubren-neuronas-humanas-relacionadas-con-la-navegacion-en-entornos-exteriores_cja7rCqXv6k0p5Wd68z604/

12 de agosto de 2013

La buena memoria

La memoria constituye uno de los aspectos más apasionantes dentro del enigma de la conducta humana.

La memoria constituye uno de los aspectos más apasionantes dentro del enigma de la conducta humana. Es tanto la capacidad de colectar, almacenar y evocar el pasado, como la de asociar y distinguir personas, objetos, momentos y, en especial, sensaciones.

La memoria sensorial es quizá la experiencia más conmovedora que conecta a los adultos con la propia niñez.

Con la memoria, logramos estudiar, relacionar y también arrepentirnos. Por ella ejercemos el sentimiento humano más desinteresado: la nostalgia.

Además de los ecos íntimos de la memoria individual, disfrutamos de memoria social sustentada por un lenguaje y una identidad común.

En las charlas cotidianas, la memoria se reconoce por sus faltas. Pero no todos los olvidos o equivocaciones son pérdidas. Por el contrario, hay valiosos procesos de protección que actúan sobre la memoria ocultando segmentos perturbadores. Estos curiosos velos evitan confrontar con realidades que “preferimos” olvidar.
En la crianza de los hijos, es frecuente experimentar vacíos, agujeros negros de memoria relacionados con situaciones que conmueven. No son, necesariamente, graves conflictos; apenas filtraciones que generan molestia y que conviene postergar. La memoria no se pierde, sino que se esconde provisoriamente para reducir angustias.

Basta asomarse a los cambios en una pareja con el nacimiento de cada hijo para comprender los beneficios de la amnesia, esa virtuosa capacidad de olvidar, para poder seguir adelante con la familia.
Si se recordara todo lo relacionado con los hijos, la tasa de natalidad hubiera reducido su cifra drásticamente, hace tiempo. Recordamos lo que podemos y olvidamos lo que queremos.

¿Cómo operan los mecanismos de la memoria en los chicos? Usualmente, los primeros recuerdos se remontan a la edad de dos años, a partir de lo cual se conforma la memoria personal. Las generaciones nacidas con la fotografía cuentan con un recurso adicional, ya que, con la ayuda de imágenes, es más sencillo recordar.

Muchos creen haber transitado situaciones sólo por haber visto infinitas veces las fotos del momento. Por lo general, un hermano se encarga de develar que el protagonista fue otro.

La memoria infantil es la capacidad indispensable para el aprendizaje. Desde las primeras asociaciones de los bebés con el placer o disgusto hasta después, cuando aprenden a hablar, a leer y escribir. En cada proceso, los chicos aprenden a reconocer sus emociones, aquellas que, con el tiempo, los conectarán con su deseo. En toda etapa vital, la memoria es necesaria para que ocurra crecimiento.

Los actuales nativos digitales suelen sobre-estimular sus sentidos utilizando tecnología que demanda gran capacidad de memoria. Videojuegos, smartphones y la infinita Web son verdaderos sistemas de entrenamiento, aunque no siempre de procesos intelectuales sino de habilidades y destrezas.

Como consecuencia de la incorporación de aparatos en la vida cotidiana, encontramos chicos con inusual cansancio psicofísico. Este “síndrome de agotamiento digital” incluye pérdidas selectivas de la memoria. Como además están sumergidos en un mar de actividades que no les dan respiro, comienzan a olvidar, a no relacionar. El impacto en el aprendizaje es inmediato; también, en los vínculos. Muchos niños muestran dificultad para comunicarse con otra persona si no es a través de la electrónica.

Y cuando pierden la memoria: ¿de qué estamos hablando? ¿No recuerdan la lección o, en realidad, no reconocen sus afectos? ¿Se olvidan de la mochila o confunden lo que sienten? ¿No completan la tarea o no descifran sus propios sentimientos?

El riesgo que vislumbramos es la pérdida de memoria emocional. Un severo déficit asociado al bombardeo de datos y comunicaciones virtuales que impiden que los recuerdos sedimenten. Que los chicos jerarquicen las emociones; en fin, que crezcan.


La memoria infantil corre peligro, amenazada por la ráfaga cibernética, que sólo transmite fugacidad y que puede hacer olvidar lo único que merece ser recordado: a quien queremos y a quien nos quiere.

Tomado de: http://www.lavoz.com.ar/opinion/buena-memoria

7 de agosto de 2013

Los delfines recuerdan a animales con los que convivieron hace 20 años

Los delfines son capaces de reconocer los silbidos emitidos por otros individuos de su especie con los que han convivido hace tiempo, incluso aunque hayan transcurrido 20 años. Así lo asegura un equipo de investigadores tras realizar experimentos con ejemplares en cautividad durante cinco años. Su trabajo, publicado esta semana en 'Proceedings of the Royal Society of London B', revela que estos mamíferos están dotados de una memoria superior a la de cualquier animal no humano estudiado hasta ahora.

Los elefantes, señalan los autores, posiblemente tengan una memoria social a largo plazo tan buena como la que tienen los humanos o la que acaban de demostrar que tienen los delfines, aunque en su caso no se han realizado estudios tan detallados como éste. Algunas especies de mono (como el macaco japonés, 'Macaca fuscata', y la mona de Campbell, 'Cercopithecus campbelli'), las hienas o los córvidos (una familia de aves entre las que está el cuervo) también se encuentran entre el reducido grupo de animales en los que se han observado comportamientos que muestran que tienen memoria social, aunque a medio o corto plazo (al menos un año).

Los delfines que viven en libertad tienen una esperanza de vida de unos 20 años, aunque los ejemplares más longevos pueden llegar a superar los 45. Según explica a ELMUNDO.es Jason Bruck, investigador de la Universidad de Chicago y autor principal del estudio, "los delfines en cautividad pueden vivir más de 40 años". "Uno de los delfines que forma parte de mi estudio, Semo, tiene 47", asegura.

Su investigación ha sido realizada con delfines nariz de botella ('Tursiops truncatus'), "una especie inteligente, longeva, con comportamientos sociales complejos, capacidad para reconocer individuos" y con una memoria que guarda recuerdos durante años, según el estudio.

La buena memoria, señalan los autores, es necesaria para un sistema social fluido. Consideran que, a pesar de que se sabe mucho sobre las capacidades sociales de los delfines, hasta ahora no se había demostrado que fueran capaces de reconocer socialmente a otros individuos incluso aunque hayan transcurrido largos periodos de tiempo.

La 'voz' característica de cada delfín

Cada delfín emite una señal o silbido acústico característico ('signature whistle', en inglés) para comunicarse con otros individuos. Este sonido sirve para identificarle, como ocurre con las voces humanas. El estudio consistió en exponer individualmente a los delfines a grabaciones en las que se habían registrado los sonidos que emiten otros miembros de su especie, tanto individuos con los que habían convivido en el pasado como otros a los que no conocían. Según muestran sus resultados, en la mayoría de las pruebas los delfines reaccionaron cuando oían el silbido de un animal que habían conocido, incluso aunque hubieran transcurrido muchos años sin verse.

"Los delfines actuaban de formas diferentes dependiendo de a qué delfín pertenecían el silbido que emitía el altavoz colocado bajo el agua. Con los machos dominantes Lucky y Hastings se producían las respuestas más vigorosas por parte de otros machos", explica el investigador.

Girar la cabeza hacia el altavoz sin aproximarse, acercarse al altavoz manteniendo una distancia de un metro durante varios segundos, intentar forzar la puerta que protegía el altavoz o nadar rápidamente figuran entre las reacciones que mostraron los delfines al reconocer las señales acústicas proyectadas.

Estos comportamientos fueron observados tanto en hembras como en machos, por lo que no se apreciaron diferencias en la memoria según el sexo. En el caso de los elefantes, por ejemplo, se cree que las hembras tienen una mejor memoria social.

Sin embargo, algunos delfines no respondieron a las grabaciones de sonidos emitidos por animales que sí les debían resultar familiares: "No sabemos si fue porque habían olvidado al animal o porque estaban durmiendo o interesados en otros asuntos en ese momento. Pero cuando esto ocurría, se registraba como que no había habido respuesta. Aun así, las respuestas familiares superaron significativamente a los que no respondieron. Incluso aunque hubieran pasado unos 20 años separados", explica el científico.

Movilidad entre acuarios

En total se hicieron experimentos con 43 delfines que vivían en seis acuarios y zoológicos de EEUU que forman parte de un consorcio y entre los que hay movilidad de animales. Es decir, los delfines han sido trasladados de unos centros. Las edades de los delfines oscilaban entre los cuatro meses y los 47 años.

Además de los sonidos registrados de estos animales, se utilizaron grabaciones de silbidos realizadas en los años 80 y 90 y que se conservan en la Woods Hole Oceanographic Institution, por lo que en total se emplearon sonidos de 70 individuos. Durante los cinco años que duró la investigación se proyectaron 1.200 grabaciones para estudiar 260 relaciones entre delfines.

Jason Bruck admite que es posible que el hecho de que los delfines en cautividad conozcan a lo largo de su vida a un número de individuos más reducido que el que encontrarían en libertad podría contribuir a la buena memoria social que mostraron los ejemplares que participaron en esta investigación: "No sabemos cómo influiría en el reconocimiento a largo plazo que un animal conociera a más animales. Simplemente no lo hemos estudiado. Pero es posible que restringiera el reconocimiento social. No obstante, algunos animales de nuestro estudio habían tenido de 20 a 30 compañeros sociales y aparentemente esto no influyó en los resultados", añade.

Asimismo, explica que se trata del primer estudio de este tipo realizado en mamíferos marinos por lo que se desconoce si otras especies tienen una memoria similar. "Es posible que otras especies de delfines puedan realizar reconocimientos sociales a largo plazo, aunque hace falta investigar más para determinar cómo está de extendida esta capacidad entre los cetáceos", explica Bruck.

Comprobar si los delfines son capaces de reconocer a otros individuos conocidos mostrándoles imágenes es otro de los aspectos que le gustaría averiguar en investigaciones futuras, adelanta el oceanógrafo.

Tomado de: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/08/05/natura/1375705552.html