23 de diciembre de 2011

Mejor olfato de sapiens nos ayudó a ser intuitivos

La estructura cerebral relacionada con este sentido es 12% mayor en neandertales; la información olfativa se produce en áreas cerebrales responsables de la emoción, la motivación, el miedo, la memoria, el placer y la atracción.


El olfato fue clave en el desarrollo de la especie humana, ya que estaría asociado aprocesos cognitivos como la percepción o la intuición en las relaciones sociales, reveló una investigación publicada en la revistaNature Communications.


Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España analizó más de cien cráneos de Homo Sapiens, chimpancés y otras especies de homínidos, como Neandertales, y concluyó que el lóbulo temporal y el bulbo olfativo de los primeros Homo sapiens eran de mayor tamaño que el de sus ancestros.


"Fue una sorpresa descubrir esta capacidad humana porque los primates no se caracterizan por su olfato excepcional. Estas funciones olfativas superiores están relacionadas con procesos cognitivos que permiten percibir de modo inconsciente algo del entorno que se integra en los circuitos cerebrales y ayuda en la toma de decisiones", dijo Antonio Rosas, coautor del análisis.


Los investigadores hicieron análisis morfométricos en 3D de los cráneos y midieron las impresiones que deja el cerebro en la base interior del cráneo. Los resultados indican que la estructura que recibe la información olfativa es aproximadamente un 12% mayor en los sapiens. Asimismo, el tamaño de los lóbulos temporales, relacionados con el lenguaje, la memoria y las funciones sociales también es mayor en esta especie humana

La información olfativa se proyecta a regiones cerebrales directamente responsables del procesado de laemoción, la motivación, el miedo, la memoria, el placer y la atracción entre las personas, informó el CSIC en un comunicado.


"Las funciones olfativas superiores son aquellas que combinan el olfato y los procesos cognitivos como la percepción, la motivación, la intuición, el juicio y la decisión. El hecho de que el H. sapiens tenga bulbos olfativos más grandes que cualquier otra especie humana, podría indicar mayor y distinto sentido del olfato, posiblemente involucrado en el desarrollo de aspectos relacionados con funciones sociales", detalló Rosas.


Estas diferencias podrían tener sentido evolutivo en un contexto social y contribuir al reconocimiento de individuos del grupo, a la cohesión y al aprendizaje social.


El olfato es el sentido más antiguo de los vertebrados y el único canal con el que el cerebro conecta directamente con el medio ambiente.


Además, según Rosas, nunca duerme porque el cuerpo siempre respira. El circuito neural del olfato está muy vinculado con el material neurológico de la memoria y de las emociones. "Esto explica la enorme intensidad emocional que se experimenta al recordar cualquier vivencia asociada al olfato", explicó Rosas.

13 de diciembre de 2011

Cuando la memoria nos traiciona


El estrés y los traumas desordenan nuestro pasado y alteran la relación entre lo que recordamos y la realidad

El escritor y premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez confesó alguna vez que muchas de las cosas de la vida que recuerda no sabe a ciencia cierta si le han sucedido o se las ha inventado, y la Ciencia ha venido a darle la razón.
Según se desprende de una investigación neurocientífica del Instituto Weizmann de Ciencias (Israel) y del Colegio Universitario de Londres (Reino Unido), no recordamos los acontecimientos tal y como ocurrieron, sino del modo en que nos los explicamos a nosotros mismos o cómo nos los han explicado otras personas.

Al analizar mediante resonancia magnética qué ocurre en el cerebro de un grupo de voluntarios cuando se intenta manipular su memoria, los investigadores comprobaron cómo la influencia de otras personas puede distorsionar nuestra percepción del pasado hasta hacernos recordar cosas que no ocurrieron, y hacernos olvidar eventos que sí ocurrieron.

Al observar la actividad cerebral de los voluntarios, los expertos encontraron que cuando les contaban algo que no coincidía con lo que recordaban, se activaba su amígdala, un pequeño grupo de neuronas situado en el centro del cerebro.
Esta estructura cerebral, que regula las emociones y es importante en las relaciones sociales, enviaba instrucciones a otra parte del cerebro llamada hipocampo, para que eliminase los recuerdos almacenados y los reemplazara por ‘recuerdos’ nuevos. No obstante, según los investigadores, si los recuerdos basados en la realidad son lo bastante intensos, el hipocampo se resiste.

El experimento

Los expertos hicieron ver un documental a un grupo de 30 voluntarios, divididos en grupos de cinco personas. Tres días después, comprobaron mediante un ‘test’, cuánto recordaban del documental, y cuán seguros estaban de ese recuerdo.
Una semana más tarde, repitieron las preguntas a cada integrante de cada grupo haciéndole creer que los cuatro restantes habían dado respuestas que en realidad eran equivocadas. El 68 por ciento de los participantes mudó de opinión, dando respuestas incorrectas a preguntas que antes habían contestado bien.

MEMORIA MALEABLE

Lo más sorprendente ocurrió cuando se repitió a los participantes el ‘test’ por tercera vez, explicándoles que les habían engañado al decirles las respuestas de los otros integrantes de su grupo. Entonces, aún sabiendo que habían recibido información falsa, el 41 por ciento de las personas, persistió en el error.

Experimentos relacionados comprobaron además que el estrés y las experiencias traumáticas también tienen efecto en el modo en que funciona la memoria humana. Así, incluso recuerdos aparentemente inofensivos o situaciones del día a día, pueden inducir a que una persona rememore un trauma vivido y pueda llegar a sentir una gran angustia.

Tomado de http://www.elnuevodia.com/cuandolamemorianosconfunde-1142277.html

6 de diciembre de 2011

Los primeros años de vida cruciales para la memoria y el aprendizaje



Esta es una de las conclusiones de un estudio publicado en la revista Nature, en el que los investigadores señalan que cualquier alteración de este circuito migratorio descrito en los primeros años de vida hasta aproximadamente los ocho años de edad podría ser la causa de enfermedades y trastornos neuronales, como la esquizofrenia, el autismo o la hiperactividad.

José Manuel García Verdugo, catedrático de Biología Celular de la Universidad de Valencia, ha explicado a Efe que la comunidad científica ya conocía la existencia de células madre en el cerebro, en el hipocampo y alrededor de los ventrículos laterales.

Además, se sabía que, a diferencia de en ratones, en humanos adultos la migración de estas células al bulbo olfatorio (parte más anterior del cerebro responsable del olfato) no se produce.

Con estos antecedentes y conociendo la existencia en el cerebro de células madre (con capacidad de autorrenovarse), este grupo de investigadores decidió examinar la importancia de éstas en niños.

Los investigadores, según García Verdugo, encontraron que se da una migración al bulbo olfatorio pero sólo en los primeros años.

Sin embargo, ha continuado, lo interesante fue el hallazgo de una nueva ruta de migración desde los ventrículos laterales hacia la corteza frontal, responsable de las capacidades cognitivas, procesos emocionales y percepción del espacio.

"Esto significa que en el curso de la evolución la especie humana decidió que no necesitaba tanto el olfato, sino más células en la corteza, a modo de disco duro para aumentar la capacidad de almacenaje de información e incrementar la memoria y la capacidad de aprendizaje", ha indicado este investigador.

El paso siguiente a esta investigación -en adultos aún no se ha visto si se da esta migración masiva a la corteza cerebral- es trabajar con neuroimagen (técnica no invasiva) en niños para identificar potenciales alteraciones en esta ruta de migración y en adultos para indagar sobre si esta migración persiste, disminuye (el número de células migrando disminuye) o desaparece.

Una de las claves, ha continuado, sería descubrir cómo potenciar esta migración, así como dirigir la migración hacia otras zonas específicas del cerebro.

En este sentido, García Verdugo ha subrayado que no sólo es importante la generación de nuevas células sino que éstas funcionen en red, que estén conectadas unas con otras para sobrevivir.

De no ser así, no sobrevivirían, de ahí, ha recalcado, la importancia de la educación en los primeros meses y años de vida de un niño porque es precisamente el mantenimiento de una mente activa lo que hace que las neuronas conecten unas con otras, así como en el adulto, ha dicho.

Tomado de: http://www.espaciologopedico.com/noticias/detalle.php?Id=3971

A veces el cerebro logra que la vida nos duela menos


En la canción famosa, Serrat dice como una máxima sobre los seres humanos que nada ni nadie nos puede impedir el sufrimiento. Todos pasamos, en menor o mayor medida, por instancias dolorosas en nuestras vidas. Eso, también irremediablemente, genera recuerdos difíciles que se almacenan en nuestra mente.

La mayoría de nosotros somos capaces de convivir con estas memorias, pero algunas personas que experimentaron traumas súbitos o que han sufrido situaciones de maltrato emocional sostenido durante momentos tempranos de sus vidas pueden llegar a sufrir en forma prolongada como consecuencia de esas vivencias. Dolencias como el trastorno de estrés post-traumático, en el primer caso, o la depresión , en el segundo caso, tienen que ver con esas experiencias y, por lo tanto, con el modo en que nuestra memoria alberga los recuerdos emocionales.

El trabajo de neurocientíficos permite comprender cómo se forman las memorias en diferentes etapas y esos trabajos son relevantes para entender las afecciones emocionales y su tratamiento. Sabemos que la conformación inicial de un recuerdo depende del denominado proceso de consolidación de la memoria . Esto es, cada vez que se forma un recuerdo, el cerebro empieza a convertir una memoria temporal en una memoria a largo plazo con el fin de utilizar esa memoria en algún momento en el futuro.

Al comienzo, cuando uno experimenta algo, el recuerdo es inestable durante algunas horas, hasta que se estabiliza por la síntesis de proteínas en el cerebro. Esas proteínas estabilizan las conexiones sinápticas (entre neuronas) en el cerebro y la próxima vez que el estímulo recorra esas vías cerebrales, la estabilización de las conexiones permitirá que la memoria se active. Cuando uno tiene un recuerdo almacenado en su cerebro y se expone a un estímulo que se relaciona con aquel evento, va a reactivar el recuerdo y a volverlo inestable nuevamente por un período corto de tiempo (un par de horas), para volver a guardarlo luego y fijarlo nuevamente en un proceso llamado “reconsolidación de la memoria”.

La evidencia científica indica que cada vez que recuperamos una memoria de un hecho, ésta se hace inestable permitiendo la incorporación de nueva información . Cuando almacenamos nuevamente esta memoria como una nueva memoria, contiene información adicional al evento original . Esas nuevas instancias permiten abrir ventanas para cambiar la manera en que un recuerdo traumático está conformado y las reacciones emocionales que lo acompañan.

Por ejemplo, cuando un paciente que sufre un trastorno de estrés postraumático evoca, con ayuda de un terapeuta y en un contexto seguro, los recuerdos de la situación vivida, para poder atenuar progresivamente las reacciones emocionales intensas que acompañan el recuerdo, está trabajando sobre la reconsolidación de esa memoria. O cuando un paciente con una depresión puede cambiar en la psicoterapia el modo en que interpreta ciertos eventos de su vida, cambiando los significados atribuidos, está agregando información adicional o diferente a la que estaba ya almacenada y que realimentaba el sufrimiento una y otra vez.

Evocar nuestros recuerdos perturbadores y revisarlos de un modo sistemático es uno de los tantos modos en que nuestro cerebro puede cambiarse a sí mismo . Las capacidades excepcionales del cerebro y la memoria humana nos permiten trasladar cierto sufrimiento vivido desde un perturbador y continuo presente a un pasado simple que, en lugar de doler, nos sirva para ser más sabios en el futuro.

Por FACUNDO MANES, NEUROLOGO Director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Presidente del Grupo de Investigación en Neurología Cognitiva de la Federación Mundial de Neurología.
Tomado de: http://www.clarin.com/zona/veces-cerebro-logra-vida-duela_0_476952415.html