29 de marzo de 2012

Ser bilingüe previene la demencia


Una nueva investigación, publicada en 'Trends in Cognitive Sciences', explica cómo el hecho de hablar más de un idioma se puede traducir en una mejor salud mental. El estudio examina cómo el ser bilingüe puede ofrecer protección contra los síntomas de la demencia y, además, sugiere que la creciente diversidad en las poblaciones del mundo puede tener un impacto positivo, e inesperado, en la capacidad de recuperación del cerebro adulto.
"Estudios anteriores han establecido que el bilingüismo tiene un efecto beneficioso en el desarrollo cognitivo de los niños", explica la autora principal del estudio, la doctora Ellen Bialystok, de la Universidad de York, quien añade que, "en este estudio, revisamos los informes recientes, que utilizan tanto métodos conductuales, como de neuroimagen, para examinar los efectos del bilingüismo sobre la cognición en adultos".
La doctora Bialystok y sus colaboradores afirman que el uso de las redes de control cognitivo para el procesamiento del lenguaje bilingüe, pueden reconfigurarlas y fortalecerlas, mejorando así la 'flexibilidad mental', la capacidad de adaptarse a los cambios, y ayudando a procesar la información de manera eficiente.
Los estudios también sugieren que el bilingüismo mejora la 'reserva cognitiva' -el efecto protector que tiene la estimulación de la actividad mental y física sobre el funcionamiento cognitivo en el envejecimiento saludable. Esta reserva cognitiva puede retrasar la aparición de los síntomas en las personas que sufren de demencia, ya que las personas bilingües experimentan los síntomas de aparición de demencia años más tarde que los monolingües.
"Nuestra conclusión es que el bilingüismo reorganiza ciertas redes específicas del cerebro, creando una base más eficaz para el control ejecutivo, y el mantenimiento de un mejor desempeño cognitivo durante toda la vida" añade Bialystok.

[Bibliografía del artículo original: Ellen Bialystok, Fergus I.M. Craik, Gigi Luk. (2012). Bilingualism: consequences for mind and brain.TRENDS in Cognitive Sciences, 16, 4, 240-250. Summary: Building on earlier evidence showing a beneficial effect of bilingualism on children's cognitive development, we review recent studies using both behavioral and neuroimaging methods to examine the effects of bilingualism on cognition in adulthood and explore possible mechanisms for these effects. This research shows that bilingualism has a somewhat muted effect in adulthood but a larger role in older age, protecting against cognitive decline, a concept known as ‘cognitive reserve’. We discuss recent evidence that bilingualism is associated with a delay in the onset of symptoms of dementia. Cognitive reserve is a crucial research area in the context of an aging population; the possibility that bilingualism contributes to cognitive reserve is therefore of growing importance as populations become increasingly diverse].

Tomado de: http://www.europapress.es/salud/noticia-ser-bilingue-previene-demencia-20120329171406.html

Completan el primer mapa del cerebro humano


El atlas revela que la corteza cerebral se encuentra dividida en zonas genéticas que difieren de aquellas de los mapas cerebrales basados en la fisiología o la función

Un equipo internacional de científicos, dirigido por investigadores de la Universidad de California, en San Diego, y la Administración de Veteranos del San Diego Healthcare System, ha elaborado el primer atlas de la superficie del cerebro humano, basado en la información genética. El trabajo ha sido publicado en la revista «Science».

El atlas revela que la corteza cerebral se encuentra dividida en zonas genéticas que difieren de aquellas de los mapas cerebrales basados en la fisiología o la función -este atlas genético proporciona a los científicos una nueva herramienta para estudiar y explicar cómo funciona el cerebro.

«La genética es importante para la comprensión de todo tipo de fenómenos biológicos», afirma el doctor William S. Kremen, profesor de psiquiatría en la Universidad de California, y coautor principal del estudio, junto con el doctor Anders M. Dale, profesor de radiología.

Según otro autor del estudio, el doctor Chi-Hua Chen, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de California, en San Diego, «si podemos entender las bases genéticas del cerebro, podremos tener una mejor idea de cómo éste funciona, y se desarrolla -una información valiosa para mejorar, en última instancia, los tratamientos de enfermedades y trastornos».

La corteza cerebral humana, caracterizada por distintivos pliegues y fisuras, llamados surcos, tiene sólo entre0,2 y 0,4 centímetros de grosor, pero contiene varias capas de neuronas interconectadas, cuyo papel es clave para la memoria, la atención, el lenguaje, la cognición y la conciencia. Otros atlas han dividido el cerebro mediante citoarquitectura -según las diferencias en los tejidos o la función.

Sin embargo, este nuevo mapa se basa enteramente en la información genética derivada de la resonancia magnética nuclear (RMN) de 406 gemelos adultos, que participaron en VETSA (Vietnam Era Twin Registry), un estudio longitudinal en curso sobre el envejecimiento cognitivo.

«Esperamos que este nuevo atlas nos ayude a entender los cambios relacionados con el envejecimiento en la estructura cerebral, y la función cognitiva», apunta el doctor Jonathan W. King, del Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento.

Las correlaciones genéticas del atlas entre los diferentes puntos de la superficie cortical del cerebro de los gemelos coinciden; estas correlaciones compartidas representan la influencia genética, y revelan que las divisiones genéticas cerebrales no se corresponden con las divisiones tradicionales del cerebro, basadas en la estructura y la función.





Tomado de: http://www.abc.es/20120329/ciencia/abci-atlas-cerebro-humano-201203291719.html

25 de marzo de 2012

La obesidad reduce el cerebro

La obesidad parece ser la quintaesencia de los enemigos de la salud: no sólo está en el origen de un sinnúmero de enfermedades orgánicas, sino que además daña el cerebro.

Y no porque genere conflictos psicológicos. Estudios realizados en personas de 70 años o más mostraron que los que tenían sobrepeso (índice de masa corporal entre 25 y 30), mostraban una disminución del 4% de su tejido cerebral comparados con sus pares de peso normal. Y en los que tenían obesidad (IMC=30 o más), la disminución era de un 8%. Es más, esta pérdida de materia gris y blanca se localiza en regiones cruciales para las tareas cognitivas, lo que aumentaría la vulnerabilidad al mal de Alzheimer.

Estos desconcertantes resultados fueron obtenidos por el equipo de investigación del doctor Oscar López, neurólogo mendocino que, después de finalizar su residencia en neurología en el Hospital Rivadavia, se fue a trabajar a la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, donde dirige la División de Neurología del Comportamiento.

López, actualmente uno de los nombres más destacados en el tema, investigador y consultor de grandes estudios epidemiológicos internacionales, acaba de pasar por Buenos Aires y se refirió al flagelo de esta enfermedad que ya afecta a más de 35 millones de personas durante un encuentro en el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).

-Doctor López, ¿cuál es la relación entre volumen cerebral y Alzheimer? ¿Y entre edad y volumen cerebral?

-El volumen cerebral por sí mismo no es un indicador de riesgo. Las mujeres normalmente tienen el cerebro un poco más chico que el hombre y eso no tiene nada que ver con la cognición (hay quienes dicen que los hombres lo usan mal y las mujeres, bien). Lo que aumenta la vulnerabilidad es la pérdida de sustancia gris y blanca. Y en ese sentido la edad es devastadora: no tiene misericordia con el cerebro. Sin embargo, hay personas con una atrofia importante que no desarrollan los síntomas clínicos de la enfermedad.

-¿También hay quienes tienen placas amiloides [la marca característica del Alzheimer] y están cognitivamente normales?

-Alrededor del 30% de la población sin problemas cognitivos tiene amiloide en el cerebro. Es algo que nos deconcierta.

-¿Esto significa que, por ahora, los estudios de biomarcadores (como las placas amiloides o la proteína Tau o el gen ApoE-4) no son concluyentes?

- Así es, se puede tener el marcador sin desarrollar clínicamente la enfermedad. Por ahora, la recomendación en los Estados Unidos es que se usen solamente en investigación. El gen ApoE-4 explica muy poco. Por ejemplo, en Finlandia, el 20% de la población tiene el ApoE-4, y en España, el 10%. Sin embargo, la incidencia de Alzheimer en el Norte y en el Sur es la misma.

-¿Cómo se distingue entre el envejecimiento cerebral normal y el patológico?

-El criterio es el siguiente: mi memoria es peor que la de los muchachos jóvenes, pero está a la par de la gente de mi misma edad y educación. Soy diferente de los individuos jóvenes, pero igual a mis pares. Eso es envejecimiento normal. El patológico es cuando soy diferente de los chicos, y también de mis pares.

-¿Los olvidos son siempre el primer síntoma de la enfermedad?

-También puede suceder que debute con problemas visuales. Los pacientes van al oculista, les dicen que tienen cataratas o glaucoma... Esto ocurre porque la enfermedad comienza afectando partes del cerebro que se relacionan con la visión. Es lo que los médicos llamamos "Alzheimer posterior". También puede presentarse con trastornos del lenguaje, confusión... Por otro lado, hay dos formas de Alzheimer: el que comienza antes de los 85 es como un huracán, y el que aparece después, como una tormenta de verano.

-¿La progresión es distinta en uno y en otro?

-Es muy similar. Una vez que empezaron los síntomas, se manifiesta abiertamente en dos o tres años.

-¿Los efectos de la edad no podrían deberse en realidad a otros trastornos vinculados?

-Es un fenómeno extremadamente complejo, porque con la edad llegan enfermedades que afectan al cerebro. La hipertensión, que es muy común, lesiona regiones que normalmente son dañadas también por la enfermedad de Alzheimer. Ambas tienen un efecto sinérgico. Si analizamos la perfusión de los vasos cerebrales, vemos algo similar. Y lo mismo ocurre con la insulinemia y el estado prediabético. Todos estos fenómenos van creando una vulnerabilidad. Cuando viene el Alzheimer y golpea, si existen estos factores, la enfermedad empieza antes. Esto no quiere decir que si tengo hipertensión voy a tener necesariamente Alzheimer, pero si no la trato, crece el riesgo de que los síntomas aparezcan antes que en una persona que tiene presión normal.

-Además de una dieta sana, se aconseja hacer actividad física para proteger el cerebro. ¿Cuánto se necesita?

-El ejercicio juega un rol preponderante en la protección. Se calcula que si una persona camina 72 cuadras por semana o más, tiene un mayor volumen cerebral. Nosotros vimos que personas que habían hecho actividad física en 1990/91, tenían mayor volumen en 1998/99 y menor incidencia de Alzheimer en 2004, 2005. ¿Y tiene alguna importancia si, además de mantenerme activo, hago un poquito más de ejercicio? Sí. A mayor gasto calórico por semana, mayor volumen cerebral. A propósito: también parece ser protector el consumo de pescado, pero sólo hervido o al horno.

-¿Cuándo empieza la atrofia cerebral normal?

-Algunos dicen que empieza entre los 50 y los 60, pero los estudios no son conclusivos, porque son transversales [toman "la foto" de un momento] y se necesitarían análisis longitudinales, que siguieran a grupos de personas a lo largo del tiempo.

-Usted explica que el mayor factor de riesgo para desarrollar la enfermedad es la edad. ¿Cómo se traduce eso en términos epidemiológicos?

-Nosotros hicimos un estudio en cuatro ciudades de los Estados Unidos y vimos cómo la enfermedad va aumentando hasta llegar a los 85 años, donde prácticamente la mitad de la población tenía la enfermedad. Se calcula que después de los 95 años, sólo el 4% de las personas mantiene sus capacidades cognitivas normales. O sea, estar cognitivamente normal es anormal. Todo indica que no se puede pasar la barrera de los cien años.

-¿Es optimista sobre la posibilidad de encontrar formas de evitarlo?

-Sí, cautamente optimista. Creo que algo se va a descubrir. Lo que estamos haciendo ahora se llama "compresión de la morbilidad": se trata de llegar sanos, y en buenas condiciones cognitivas a edades avanzadas. Estamos viviendo una etapa única en la humanidad. Millones y millones de personas van a llegar a los 85 o 90 años. Nosotros somos la generación intermedia, que probablemente tenga que pagar el precio para que las siguientes entiendan este proceso. Sólo ahora comprendemos que podemos protegernos cambiando el estilo de vida. No es necesario recurrir a cosas mágicas o caras. Ese concepto que parece tan simple, de sentido común, hace diez años no lo teníamos.

Tomado de: http://www.lanacion.com.ar/1459417-la-obesidad-reduce-el-cerebro

14 de marzo de 2012

Jugar, una propuesta de la neurociencia para aprender mejor


"Si uno pusiera a un cirujano de hace cien años en un quirófano de hoy, no sabría por dónde empezar; en cambio, si uno trajera a la escuela a un profesor de hace un siglo, la única diferencia que encontraría en el aula sería el color del pizarrón."

La frase pertenece a Seymour Papert, cofundador del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT, pero el psicólogo cognitivo Antonio Battro la recordó para subrayar que es imperioso diseñar nuevas estrategias que permitan enseñar y aprender mejor. Fue durante las sesiones de la Segunda Escuela Latinoamericana de Neuroeducación, que reúne hasta mañana en esta ciudad a 50 investigadores jóvenes de todo el mundo y a 30 de los científicos más reconocidos en el estudio de los engranajes del cerebro.

Las neurociencias ya ofrecen algunos indicios de cómo hacerlo: combinar el juego dirigido con la instrucción tradicional, tomar pruebas frecuentes y luego dar un feedback de aciertos y errores son algunos de ellos.

Organizada por el Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la UBA, la Escuela tiene una meta ambiciosa: tender puentes entre la ciencia y el aula. Aunque algunos resultados son preliminares, distintos trabajos ya arrojan indicios claros sobre qué caminos conviene tomar.

Una de las premisas al parecer indiscutibles es la que enunció Kathryn Hirsh-Pasek, directora del Laboratorio de Lenguaje Infantil de la Universidad de Temple, Estados Unidos: "La forma en que se enseña es tan importante como qué se enseña".

En los últimos años, Hirsh-Pasek analizó la educación preescolar y comparó los resultados que arroja la instrucción directa (la tradicional) el juego libre y el juego guiado.

La científica encontró que en un ambiente de juego dirigido ( playful learning ), los chicos desarrollan más regulación emocional, se estresan menos y muestran menos problemas conductuales. Por su parte, los que reciben instrucción dirigida desarrollan menos confianza en sus propias capacidades y se sienten menos motivados para ir a la escuela.

"El juego guiado reduce la distracción; es como una lente que nos ayuda a dirigir la atención a lo que queremos que aprendan -dijo Hirsh-Pasek-. Es decir, crea un escenario que prepara a los chicos para el descubrimiento y la exploración. Pero también demanda mucho más tiempo y esfuerzo de los maestros."

David Klahr, profesor de Desarrollo Cognitivo y Educación en la Universidad Carnegie-Mellon, Estados Unidos, especialista en desarrollo del pensamiento científico, destacó que muchas veces se pasa por alto que ellos llegan a la educación inicial equipados con razonamientos que les permiten dilucidar relaciones de causalidad e interpretar evidencias.

"En el jardín de infantes -explicó-, los chicos ya conocen la diferencia entre «saber» y «adivinar»."

Klahr destacó la importancia de la retroalimentación ( feedback) por parte del maestro. En experimentos realizados en su laboratorio, durante los cuales entrenaron a dos grupos de chicos con cinco problemas diarios (unos recibían una "devolución" sobre sus errores y aciertos, y los otros, no), vieron que siete meses más tarde sólo los primeros recordaban lo que habían aprendido.

Para el científico, el aprendizaje a través del descubrimiento conduce a una mejor comprensión de los fenómenos y procesos. Sin embargo, aclaró, "no debería dedicársele el 100% del tiempo de clase; también se necesita la instrucción tradicional, aunque no en exceso, porque les resulta más aburrida".

Estas y otras investigaciones confirman que los chicos no llegan a la escuela como una pizarra en blanco. Es más, el húngaro Gergely Csiba, profesor de psicología de la Universidad de Europa Central, de Budapest, descubrió que los bebes ya nacen "programados" para aprender de otros. "Mostramos que bebes de pocos meses buscan el contacto visual y siguen los gestos [por ejemplo, cuando se les señala un objeto], lo que sugiere que tratan de entender de qué les están hablando", explicó.

A días de nacer, los bebes ya pueden distinguir entre los fonemas ba y ga , contó Ghislaine Dehaene-Lambertz, investigadora de la Unidad de Neuroimágenes Cognitivas del Inserm, en París.

"Lo que sorprende es que los bebes tienen mucha perseverancia para aprender a hablar, a caminar, pero infortunadamente, cuando llegan a la escuela, ese apetito de aprender se pierde -destacó-. Puede ser porque muchas veces, en lugar de alegrarse por los triunfos del niño, los docentes se muestran insatisfechos. Los chicos son curiosos, quieren tener éxito y, si no lo logran, el deber de los maestros es encontrar por qué. Si uno alimenta las preguntas del niño, surgirán nuevos interrogantes. Si uno lo recompensa, seguirá intentándolo."

Hal Pashler, profesor de Psicología y Neurociencias en la Universidad de California, en San Diego, se centró en estudiantes universitarios y en un ingrediente fundamental del aprendizaje: el olvido. Constató que volver a memorizar un mismo tema tras un pequeño intervalo de tiempo no es más efectivo que hacerlo tras un tiempo largo. Según Pashler, los mejores resultados se logran cuando el intervalo es de alrededor del 20% del lapso en que se tomará la prueba; tomar pruebas frecuentes es mejor que memorizar; los tests de ltiple choice son peores que los de recordar y las pruebas asociadas con retroalimentación de los profesores promueven la reconsolidación de la memoria.

Pero si en algo hubo coincidencia, es en que no habría que dejar la educación sólo en manos de los maestros. Contando los fines de semana, se calcula que los chicos pasan el 80% de su tiempo fuera de la escuela.

Por Nora Bär

Tomado de: http://www.lanacion.com.ar/1456340-jugar-una-propuesta-de-la-neurociencia-para-aprender-mejor

7 de marzo de 2012

Descubren una forma para facilitar la memoria


Una investigación del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto CSIC-UAM (Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Universidad Autónoma de Madrid), aporta nuevos datos sobre los mecanismos moleculares de la plasticidad sináptica y cómo pueden manipularse para facilitar la memoria.

Las neuronas se comunican entre sí mediante la sinapsis, una compleja estructura donde tienen lugar un conjunto de sucesos químicos y eléctricos. El intercambio de información no siempre es igual, ya que ciertas conexiones sinápticas experimentan modificaciones como consecuencia de una actividad o experiencia previa vivida por las neuronas.

Este fenómeno, conocido como plasticidad sináptica, se ha propuesto en múltiples estudios como el sustrato celular del aprendizaje y la memoria del ser humano.

Sus autores demuestran que las sinapsis pueden hacerse más plásticas usando un pequeño fragmento de una proteína (péptido) que está implicada en la comunicación celular.

Este péptido inicia una cascada de acontecimientos dentro de la neurona que resulta en la facilitación de la plasticidad sináptica. Induce la incorporación de nuevos receptores de neurotransmisor en las sinapsis del hipocampo, zona del cerebro implicada en el aprendizaje y la memoria.

Cuando los investigadores administraron el péptido a ratas de laboratorio, su capacidad de aprender y retener información espacial fue aumentada.

Las conclusiones del trabajo revelan que los mecanismos de plasticidad sináptica se pueden manipular farmacológicamente, de forma que aumente la capacidad cognitiva, al menos en animales de laboratorio.

6 de marzo de 2012

El Síndrome de la Memoria Falsa

¿Es posible hacer que una persona recuerde, incluso vívidamente, algo que nunca le sucedió?

En 1990, en el condado de Napa, California, Estados Unidos, una joven de 19 años llamada Holly Ramona demandó a su padre Gary Ramona por medio millón de dólares porque, supuestamente, él la había violado cuando ella tenía entre cinco y ocho años de edad. Dicha acusación surgió luego de que Holly asistiera con una psicoterapeuta debido a problemas de depresión y bulimia. La terapeuta le dijo a Holly que la gran mayoría de los casos de bulimia estaban relacionados con experiencias de abuso sexual durante la infancia y la convenció de someterse a sesiones de hipnosis. Durante dichas sesiones ella supuestamente pudo recuperar recuerdos reprimidos por más de 10 años.

Después de cuatro años de alegatos judiciales en los que Gary perdió su familia y su empleo, él pudo aportar evidencia que convenció al tribunal de que la psicoterapeuta había sugestionado a Holly e implantado recuerdos falsos en su memoria. La corte impuso a la terapeuta una multa de 475 000 dólares por concepto de reparación de daños y malas prácticas profesionales.

Después del caso de Gary Ramona empezaron a surgir en varios lugares de Estados Unidos otros similares. Muchas personas comenzaron a ser exoneradas de diversos cargos o se desistieron de sus demandas basadas en supuestas recuperaciones de recuerdos reprimidos durante muchos años. La inquietud ocasionada por esta situación llegó a ser tal que en 1992 comenzó a funcionar la False Memory Syndrome Foundation(Fundación del síndrome de la memoria falsa) para ayudar a las personas que habían sido acusadas injustamente. Todo esto nos lleva a preguntarnos si es posible que emerjan recuerdos traumáticos de la infancia de los que no somos conscientes, si serían confiables dichos recuerdos y si es realmente posible implantar una memoria falsa a una persona.

Reconstruir la historia

Estrictamente hablando, una memoria falsa se define como una serie de recuerdos de detalles o eventos que no ocurrieron o que han sido distorsionados si es que realmente ocurrieron. La memoria humana es susceptible de transformar la información que almacena; por ejemplo, aunque podamos recordar el argumento general de un libro que nos haya gustado mucho, lo más probable es que estemos tergiversando algunos detalles y que otros los hayamos olvidado definitivamente. Una de las características de la memoria humana es que almacena pequeños elementos significativos de los recuerdos; dicho en otras palabras, almacena "ideas generales" del argumento de una historia y el resto de la misma tiene que ser inferido o reconstruido. En este proceso de reconstrucción de la historia se pueden elaborar recuerdos falsos.

Entre las muchas causas por las cuales una persona puede tener recuerdos falsos, las que más se han investigado son los estados alterados de conciencia, por ejemplo la hipnosis. Durante mucho tiempo se empleó esta técnica para ayudar a los pacientes a hablar con más libertad y sin inhibiciones sobre sus problemas psicológicos. También se ha utilizado en interrogatorios policiales como una ayuda a los testigos de un delito para que intentaran recordar más detalles del evento que presenciaron. Aunque efectivamente en ambos casos las personas podían reportar nuevos detalles, las autoridades y los científicos estudiosos de la memoria humana se dieron cuenta muy pronto de que gran parte de ellos podían ser falsos. Se descubrió que bajo este estado de conciencia las personas son muy susceptibles de ser inducidas a recordar algo que realmente no ocurrió. Otra técnica de interrogatorio que también produce recuerdos falsos y que durante un tiempo se usó en investigaciones clínicas y policiales es la inyección de un fármaco conocido como "suero de la verdad".

El caso de H. M.

Uno de los casos más notables en la historia de las neurociencias, y que ayudó a comprender los mecanismos de consolidación de la información en el cerebro, fue el de un paciente epiléptico conocido como H. M. Cuando era niño, H. M. sufrió un fuerte golpe en la cabeza por un accidente de bicicleta. Años después comenzó a padecer de fuertes ataques convulsivos que los medicamentos sólo controlaron durante un tiempo. Por ello los médicos que lo trataban decidieron someterlo a una cirugía experimental en la cual extrajeron la parte medial de ambos lóbulos temporales del cerebro. Como consecuencia H. M. presentó graves problemas de memoria, en especial era incapaz de aprender nueva información. Podía releer una y otra vez el mismo libro como si fuera la primera vez y reírse de los mismos chistes. Conservaba recuerdos adquiridos mucho tiempo atrás (como su nombre, el de sus padres o su dirección) y podía mantener una conversación durante un tiempo, pero si se le distraía no recordaba de lo que estaba hablando ni reconocía a su interlocutor. Sus médicos tenían que decirle quiénes eran cada vez que los veía. H. M murió en 2008 y a lo largo de su vida fue sometido a muchos estudios. Gracias a este caso fue que se descubrió la importancia del hipocampo cerebral en la memoria episódica.

Lo que no fue

La psicóloga Elizabeth Loftus, de la Universidad de California, en Irvine, Estados Unidos, es una de las investigadoras más reconocidas en el área de la memoria falsa; ella ayudó en la solución del caso de Gary Ramona. Junto con su equipo de colaboradores, Loftus se ha dedicado a investigar la susceptibilidad de las personas para generar tales recuerdos. En uno de sus experimentos consiguió que un grupo de personas creyeran que en la infancia tuvieron una experiencia que en realidad no sucedió. A estas personas se les proporcionaron por escrito tres historias verídicas sobre algún hecho de su vida infantil. Las historias fueron obtenidas de un pariente cercano. Mezcladas con estas tres historias había una cuarta que era totalmente falsa: describía que cuando eran niños habían ido con su familia a un centro comercial y en un descuido se habían extraviado hasta que una anciana muy amable los ayudó a encontrarla. Al final de tres entrevistas sosobre las historias que habían leído, el 25% de los sujetos que participaron en el experimento comenzaron a "recordar" detalles de "cuando se perdieron en el centro comercial". Algunos incluso pudieron describir a la anciana que los ayudó o las emociones que sintieron en ese momento.

No obstante, otros investigadores cuestionaron los resultados de estos experimentos argumentando que extraviarse en un centro comercial o en cualquier otro lugar puede ser un evento relativamente común en la infancia, aunque en un primer momento no se recuerde. Así que Loftus y su equipo se dieron a la tarea de diseñar otros experimentos para ver si era posible implantar una falsa memoria de un evento improbable. Uno de ellos consistió en manipular una fotografía de los participantes cuando éstos eran niños. Se tomó, por ejemplo, la fotografía de un participante siendo abrazado por su papá frente a su casa y se la manipuló de manera que padre e hijo abrazados aparecieran en otra fotografía en la canastilla de un globo aerostático. Los familiares confirmaron a los investigadores que un evento así nunca sucedió. Cuando los participantes observaron las fotos trucadas y se les pidió que recordaran lo que pudieran de esa situación, al principio no estaban seguros pero al final del experimento el 50% de ellos pudieron dar detalles de ese evento. Incluso un participante mencionó haber visto desde el aire su escuela y a su mamá en tierra tomando la foto.

En otro experimento se implantó la memoria falsa de un evento que sería imposible que ocurriera. Los participantes tenían que leer una serie bre el parque de diversiones Disneylandia. Ellos aseguraron que por lo menos una vez en su infancia fueron a dicho parque. Se les dijo que el objetivo del estudio consistía en evaluar la eficacia de la publicidad para animar a las personas a visitar Disneylandia. Para este experimentó se utilizó un anuncio en el que aparecía el personaje de Bugs Bunny. Al final de la lectura de los anuncios se les pidió a los participantes que mencionaran los recuerdos que tuvieran de cuando fueron a Disneylandia y si habían conocido ahí a Bugs Bunny. El 36% dijeron haber conocido a este personaje en dicho parque, y de éstos la mayoría mencionó haber estrechado la mano de Bugs Bunny o haberlo abrazado, e incluso que tocaron sus orejas o su cola y haber escuchado que les decía "Qué hay de nuevo viejo". Este tipo de evento es literalmente imposible debido a que Bugs Bunny no es un personaje de Disney sino de la compañía Warner Brothers.

El equipo de Loftus también logró que un grupo de individuos creyeran que en su niñez habían sido testigos de una posesión demoniaca. En este experimento se pidió a los participantes que dieran su opinión sobre la probabilidad de haber presenciado en la infancia diferentes eventos, desde una persona ahogándose hasta que alguien estaba "poseído por el demonio". Se seleccionaron las opiniones que señalaban como muy poco probable el haber sido testigos de una posesión demoniaca. A las personas cuyas opiniones fueron seleccionadas se les dio un supuesto reporte científico en el cual se describían "casos reales" de posesión demoníaca y se afirmaba que este evento es muy común en la población en general. Después de leer el reporte, algunas de estas personas dijeron que muy probablemente habían sido testigos de un evento similar. Al final del experimento se explicó a los participantes el objetivo de la investigación y la metodología, y se les informó sobre la memoria falsa. A partir del trabajo de Loftus y sus colaboradores, otros investigadores se han dedicado al estudio de la memoria falsa. Muchos de ellos son especialistas en lo que denomina psicología forense y se dedican, entre otras cosas, a determinar si el testimonio de una persona en un tribunal de justicia puede estar influidos por una memoria falsa.

Cerebro y memoria

Los distintos tipos de memoria se procesan en regiones distintas del cerebro. El conocimiento declarativo (memoria de trabajo, episódica y semántica) se procesa en la región media del lóbulo temporal y parte del tálamo. La memoria de trabajo se almacena y usa mediante redes neuronales de la corteza. La memoria episódica, que nos permite almacenar y recordar acontecimientos, depende del hipocampo. La memoria semántica, que incluye hechos simples y datos se almacena en la corteza cerebral. El hipocampo puede integrar nueva memoria episódica para almacenarla como semántica en la corteza. Elconocimiento no declarativo, que usamos para saber cómo se hace algo, se expresa con tareas o hábitos aprendidos y requiere de procesamiento en los ganglios basales. El aprendizaje de tareas para las que se necesita realizar movimientos precisos depende del cerebelo. La amígdala tiene un importantísimo papel, pues "colorea" de emoción los recuerdos. Su función influye en lo que se guarda y qué tan intensamente se retiene, mediante la asociación de premio, castigo o alta carga emocional. La parte media del lóbulo temporal, que incluye al hipocampo y áreas adyacentes, parece tener la importante función de transformar la memoria de corto plazo en memoria de largo plazo; estas estructuras tienen abundantes conexiones con extensas regiones de la corteza cerebral, especialmente con las involucradas en el pensamiento y el lenguaje, en donde posiblemente se almacena memoria de largo plazo que será usada en situaciones de la vida diaria. Algunas neuronas de la región prefrontal, que usan los neurotransmisores dopamina o glutamato en su funcionamiento, se encargan de la memoria de plazo intermedio que sirve para el trabajo inmediato.—Eduardo Thomas

¿Engaño útil?

La investigación sobre los recuerdos falsos ha provocado un debate muy interesante. Algunos investigadores creen que con el tiempo será posible implantar casi cualquier recuerdo falso y las personas "infectadas" con este virus mental orientarán su conducta conforme a ese recuerdo. Tal vez hayas visto la película Origen (Inception)con Leonardo DiCaprio. En ella un grupo de seguridad privada inyectaba una sustancia intravenosa a una serie de personas para introducirse en sus sueños e implantar o extraer información de su memoria. Aunque se está muy lejos de lograr algo así, lo cierto es que es posible que las personas modifiquen su conducta o percepciones sobre un evento, situación u objeto a partir de una memoria falsa. Por ejemplo, en un experimento se quiso determinar qué tanto se afectaba la intención de comprar unsouvenir de Pluto de Disney, después de implantar un falso recuerdo desagradable de este personaje. El experimento consistió en solicitar a un grupo de estudiantes universitarios que recordaran algunas situaciones que vivieron en su infancia la primera vez que fueron a Disneylandia en la década de los años 90. Entre los eventos que se les pidió que mencionaran estaba si recordaban haber sido lamidos en la oreja por el personaje de Pluto. La gran mayoría no recordaban que eso hubiera ocurrido. A la mitad de los participantes se les dio una nota falsa de periódico, elaborada por los investigadores, donde se informaba sobre el arresto de un empleado de Disneylandia que usaba el traje de Pluto y que trabajó en la década de los 90. En la nota se destacaba el hecho de que el empleado consumía drogas en horas de trabajo y tendía a acosar a los niños lamiéndolos con la lengua de cartón del personaje. El 30% de los participantes del experimento "recordaron" ese evento y dijeron haberse sentido incómodos cuando fueron lamidos por Pluto. Una semana después del experimento se les aplicó un cuestionario sobre el costo que le asignarían a diferentes souvenirs de personajes de Disney. El personaje de Pluto fue el que recibió la menor preferencia entre las personas a quienes se les implantó esa memoria falsa.

Por otro parte, y siguiendo un procedimiento similar, se han podido implantar recuerdos falsos para evitar algunos alimentos y fomentar el consumo de otros. Aunque los resultados son incipientes, ésta parece una aplicación positiva de la implantación de recuerdos y ya se habla de la dieta mental que podría ayudar a las personas con sobrepeso o a que los niños eviten consumir alimentos nocivos, si bien hay muchos aspectos éticos que habría que considerar. De cualquier manera sigue faltando una mayor investigación en este tema.

Un problema de confianza

La moraleja de todo esto parecería ser que debemos desconfiar por completo de nuestra memoria. Sin embargo, en términos generales ésta es sumamente fidedigna. Gracias a ella podemos despertar todas las mañanas y recordar dónde estamos, cómo nos llamamos, lo que tenemos que hacer en el día, etc. (ver ¿Cómo ves? No. 131). Aunque todo esto parece trivial, requiere la existencia de un sistema mental altamente eficiente que almacene y recupere la inconmensurable información de la que disponemos los humanos. "Sólo nos acordamos de que algo existe cuando falla", dice el refrán. Lo cierto es que nuestra memoria es susceptible de cometer errores, como ocurre con cualquier otra capacidad humana. Pero los errores de la memoria pueden pasar desapercibidos y hacernos creer que algunos hechos ocurrieron de verdad. Una de las cosas que más llamaron la atención de los investigadores en los casos legales de recuerdos falsos de abuso en la infancia, fue que muchas de las supuestas víctimas habían "recuperado" repentinamente algunos recuerdos "reprimidos" después de muchos años (20, 30 o más años) y con métodos como la hipnosis o el suero de la verdad. Esto dio pie a que se dudara de sus declaraciones. Los investigadores han observado que algunos psicoterapeutas pueden tener la sospecha de que un determinado paciente sufrió abuso sexual en la infancia e intenten demostrarlo. Si ese abuso no sucedió, el psicoterapeuta puede, sin darse cuenta, inducir al paciente a creer que fue real. Si bien es posible que a veces surjan algunos recuerdos que considerábamos olvidados, lo cierto es que muchas víctimas de abuso sexual nunca olvidan un suceso de tal magnitud y sólo muchos años después pueden llegar a denunciarlo.

En conclusión, nuestra memoria es indispensable para desempeñar todas nuestras actividades cotidianas y en general podemos confiar en ella. Al mismo tiempo, es conveniente mantener una actitud escéptica sobre cuestiones que nos parezcan demasiado oscuras, que surjan con poca claridad de entre nuestros recuerdos o que se nos hayan sugerido como algo que pudo ocurrir.

Luis Fernando Cuevas Remigio es psicólogo por la Facultad de Psicología de la UNAM y está terminando su maestría en Ciencias Cognitivas en la UAEM. Actualmente desarrolla un protocolo de investigación sobre la manera de reducir los recuerdos falsos.

Fuente: http://www.comoves.unam.mx/articulo_160_01.html

1 de marzo de 2012

La deshidratación puede alterar el proceso y rendimiento mental


La deshidratación puede alterar el proceso y rendimiento mental, mientras que diversos nutrientes y otras sustancias pueden producir efectos positivos en la capacidad cognitiva, según ha explicado la doctora Marcela González-Gross durante su intervención este miércoles en el XII Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer (SAMEM), que se está celebrando en Madrid.

González-Gross, titular de Fisiología del Ejercicio y Nutrición Deportiva de la Universidad Politécnica de Madrid, ha destacado que el estado de hidratación puede influir en la capacidad cognitiva y, cuando el organismo pierde más del 2 por ciento de líquidos, se produce una disminución en el rendimiento mental, lo que afecta a la capacidad de atención, memoria a corto plazo y concentración.

Además, añade, la deshidratación puede alterar diversos procesos mentales así como la rapidez perceptiva, produciendo modificaciones significativas en la función cognitiva (percepción, atención, memoria, pensamiento y lenguaje), y en la coordinación motora, tiempo de reacción y discriminación perceptiva. Este estado influye de forma especialmente negativa a la función cerebral de los ancianos.

Por lo tanto, "una correcta hidratación puede ayudarnos en la prevención de muchos accidentes laborales y situaciones de bajo rendimiento, así como mejorar la sensación de bienestar".

Los antioxidantes y las vitaminas son otros de los nutrientes relacionados con el rendimiento mental. Debido a la gran actividad metabólica del cerebro. Éste es especialmente vulnerable al daño oxidativo, y los antioxidantes, -y la vitamina E en particular-, pueden protegerlo del daño causado por mecanismos oxidativos e inflamatorios.

En cuanto a determinados déficits vitamínicos, la experta señala que "se han asociado a alteraciones neurológicas. Las deficiencias de B12, B6 y Folato conllevan un acúmulo de homocisteína que aumenta el riesgo de enfermedad cerebro-vascular. De hecho, existen evidencias epidemiológicas que relacionan la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular con la homocisteína".

Tomado de: http://ecodiario.eleconomista.es/salud/noticias/3787371/03/12/la-deshidratacion-puede-alterar-el-proceso-y-rendimiento-mental.html