Científicos clínicos del Centro de Envejecimiento y Memoria de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), en Estados Unidos, se han unido con investigadores preclínicos de los Institutos Gladstone, en Estados Unidos, para avanzar en el estudio de la enfermedad de Alzheimer mediante el desarrollo de una prueba comparable de aprendizaje y la memoria de los seres humanos como la que se utiliza con mayor frecuencia en ratones.
Los modelos de ratón son útiles para el estudio de la enfermedad de Alzheimer, pero tienen sus limitaciones al comparar los resultados en los seres humanos. Hasta la fecha, todos los fármacos prometedores que curan o previenen la demencia en ratones han fracasado en la clínica, siendo una posible razón de esta discrepancia que las pruebas de laboratorio utilizadas en modelos animales de la enfermedad no se parecen a las evaluaciones clínicas realizadas a los pacientes y, por tanto, no son predictivas de rendimiento de la memoria humana.
En el nuevo estudio, publicado en Journal of Clinical Investigation, los científicos preclínicos y clínicos se reunieron para abordar este problema. En concreto, desarrollaron una versión virtual del laberinto acuático de Morris -un método ampliamente utilizado para evaluar el aprendizaje y la memoria en ratones- para que los resultados se pudieran comparar con mayor facilidad y precisión en todas las especies.
"Hasta ahora, ha habido un pobre historial de llevar cosas de descubrimientos preclínicos a ensayos clínicos exitosos -dice el autor Steve Finkbeiner, investigador senior en el Instituto Gladstone de Enfermedades Neurológicas y profesor de Neurología y Fisiología en la UCSF-. La motivación de esta investigación fue evaluar la similitud de las dos especies en cuanto a la resolución de problemas y el aprendizaje con el fin de mejorar la traducción de la investigación entre los ratones y los seres humanos. Los conocimientos que obtenemos nos pueden ayudar a comprender mejor cómo los resultados de los ensayos de medicamentos en un ratón podrían traducirse a un ser humano".
¿Quiénes lo hacen peor?
El estudio comparó el desempeño de ratones normales y con el modelo de la enfermedad de Alzheimer en el laberinto de agua de Morris con el rendimiento de los sujetos de control sanos y pacientes con Alzheimer en fase inicial en una versión del videojuego de la tarea. En el laberinto, los ratones deben nadar a una plataforma que se oculta en el agua.
Los animales realizan la tarea varias veces, lo que requiere recordar dónde se encuentra la plataforma basándose en señales visuales alrededor de la piscina. En la versión del juego de vídeo, los participantes van a la caza de un tesoro escondido en un campo circular, también mediante señales visuales desde el entorno para recordar dónde está el tesoro escondido.
Ambas pruebas de evaluación requieren aprendizaje espacial y la activación apropiada del hipocampo, una estructura cerebral que es una de las regiones afectadas más temprano en la enfermedad de Alzheimer. Tanto los pacientes como los ratones modelo con Alzheimer resultaron perjudicados de manera significativa en términos de la distancia recorrida y el tiempo que les llevó hasta que pudieron localizar el objeto oculto.
Adaptaciones previas del laberinto acuático de Morris para los seres humanos variaron significativamente del original en sus medidas de diseño y rendimiento, mientras que la versión virtual actual incluye el mismo diseño y las métricas que el laberinto de agua. El estudio también emplea diferentes métodos estadísticos que investigaciones anteriores, con análisis crítico del animal y datos humanos juntos, lo que mejoró la sensibilidad de la prueba a través de las dos especies.
La nueva prueba se está utilizando en los programas de investigación de la memoria de la UCSF y el Centro de Envejecimiento, que emplea técnicas avanzadas de diagnóstico, incluyendo de genética, imágenes, evaluaciones de comportamiento, neurología, neuropsicología para tratar a las personas con enfermedades del cerebro relacionadas con la edad.
Tomado de: http://ecodiario.eleconomista.es/ciencia/noticias/7289293/01/16/Asi-son-los-puentes-entre-la-investigacion-humana-y-la-animal.html
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