13 de marzo de 2013

Chocolate, el mejor amigo del cerebro

Estudios recientes demuestran que la cocoa podría estar repleta de compuestos que aumentan el desempeño cerebral.


Estudios recientes demuestran que la cocoa podría estar repleta de compuestos que aumentan el desempeño cerebral.

Científicos de la Universidad de L'Aquila, en Italia, trabajaron conjuntamente con colegas de Mars, Inc. para comprobar el efecto de la cocoa sobre el encéfalo y su actividad.

Y es que la cocoa contiene compuestos conocidos como flavonoides, metabolitos secundarios producidos por las plantas que son benéficos para el ser humano. En plantas, los flavonoides sirven para proteger a las hojas de la luz ultravioleta y para teñirlas con sus colores característicos.

En el ser humano, los flavonoides han demostrado brindar una gama de beneficios. Al limitar la acción de radicales libres (oxidantes), los flavonoides aumentan la actividad de la vitamina C, previenen cataratas, son anticancerígenos, mejoran la circulación, disminuyen el colesterol, protegen al sistema digestivo e inclusive desinflaman. Y al parecer, ahora, también mejoran el rendimiento de la cognición.

La investigación actual monitoreó a 90 individuos con deficiencias cognitivas leves (que pueden ser precursores de Alzheimer) durante ocho semanas. Continuamente los individuos eran sometidos a pruebas que medían su capacidad cognoscitiva, analizando factores como fluidez verbal, búsquedas visuales y niveles de atención. Al terminar, encontraron que los sujetos que bebían cocoa con una cantidad moderada a elevada de flavonoides de manera diaria demostraban una función cognitiva superior a los que consumían pocos flavonoides.

Un flavonoide en particular cobró notoria relevancia en el estudio: la epicatequina negativa. Investigaciones previas con este flavonoide comprueban que entre sus efectos, pareciera mejorar la memoria. El octubre pasado, el Journal of Experimental Biology publicó un estudio en el que se descubrió que caracoles expuestos a epicatequina negativa recordaban mejor el hábito aprendido de aguantar la respiración en agua desoxigenada que aquellos que no tenían acceso al compuesto: Los caracoles expuestos recordaban el hábito por más de un día, mientras que los no expuestos apenas lo recordaban durante tres horas.

La mala noticia es que el chocolate que se encuentra de manera comercial en los supermercados ha perdido la mayor parte de los flavonoides originales que contiene la cocoa al ser procesada. Media libra de chocolate común contiene apenas 50 miligramos de flavonoides, una cantidad insuficiente para ser benéfica. Esto implicaría que uno tendría que consumir entre diez y veinte barras de chocolate al día para adquirir la dosis utilizada en el estudio de la Universidad de L'Aquila. Con estas cantidades, probablemente el problema de salud a enfrentar no será el Alzheimer, sino un sobrepeso mórbido que puede desencadenar problemas de colesterol y de diabetes.

Tomado de: http://www.ngenespanol.com/articulos/567804/chocolate-mejor-medicina-cerebro/

Antioxidantes del té verde y el vino tinto, contra la enfermedad de Alzheimer



Los antioxidantes, cuyos beneficios son extensamente estudiados, podrían ser la clave para prevenir y tratar la enfermedad de Alzheimer. Investigadores británicos han descubierto que los antioxidantes naturales presentes en el té verde y el vino tinto pueden interrumpir un eslabón clave en el desarrollo de la enfermedad.

Se descubrió que los antioxidantes presentes en ambas sustancias pueden alterar la forma de una proteína amiloide y evitar que interactúe con una proteína particular de la célula del cerebro. Al alterar la forma en que la proteína amiloide se agrupa, se la inhabilita a interactuar con la célula.


El equipo formó ‘bolas’ amiloideas en un tubo de ensayo y las agregó a células cerebrales de humanos y animales. Cuando se añadieron los extractos del vino tinto y el té verde, cuyos estudios recientes indican que modifican la forma de las proteínas amiloideas, las ‘bolas’ ya no dañaban las células nerviosas. Esto se debe a que su forma estaba distorsionada, por lo que ya no podían unirse al prión e interrumpían la función de la célula.


Tomado de: http://www.neurologia.com/sec/RSS/noticias.php?idNoticia=3955


Abstract del artículo:

http://www.jbc.org/content/early/2013/02/05/jbc.M112.400358.abstract

7 de marzo de 2013

How Human Memory Works



The more you know about your memory, the better you'll understand how you can improve it. Here's a basic overview of how your memory works and how aging affects your ability to remember.

Your baby's first cry...the taste of your grandmother's molasses cookies...the scent of an ocean breeze. These are memories that make up the ongoing experience of your life -- they provide you with a sense of self. They're what make you feel comfortable with familiar people and surroundings, tie your past with your present, and provide a framework for the future. In a profound way, it is our collective set of memories -- our "memory" as a whole -- that makes us who we are.

Most people talk about memory as if it were a thing they have, like bad eyes or a good head of hair. But your memory doesn't exist in the way a part of your body exists -- it's not a "thing" you can touch. It's a concept that refers to the process of remembering.

In the past, many experts were fond of describing memory as a sort of tiny filing cabinet full of individual memory folders in which information is stored away. Others likened memory to a neural supercomputer wedged under the human scalp. But today, experts believe that memory is far more complex and elusive than that -- and that it is located not in one particular place in the brain but is instead a brain-wide process.

Do you remember what you had for breakfast this morning? If the image of a big plate of fried eggs and bacon popped into your mind, you didn't dredge it up from some out-of-the-way neural alleyway. Instead, that memory was the result of an incredibly complex constructive power -- one that each of us possesses -- that reassembled disparate memory impressions from a web-like pattern of cells scattered throughout the brain. Your "memory" is really made up of a group of systems that each play a different role in creating, storing, and recalling your memories. When the brain processes information normally, all of these different systems work together perfectly to provide cohesive thought.

What seems to be a single memory is actually a complex construction. If you think of an object -- say, a pen -- your brain retrieves the object's name, its shape, its function, the sound when it scratches across the page. Each part of the memory of what a "pen" is comes from a different region of the brain. The entire image of "pen" is actively reconstructed by the brain from many different areas. Neurologists are only beginning to understand how the parts are reassembled into a coherent whole.

If you're riding a bike, the memory of how to operate the bike comes from one set of brain cells; the memory of how to get from here to the end of the block comes from another; the memory of biking safety rules from another; and that nervous feeling you get when a car veers dangerously close, from still another. Yet you're never aware of these separate mental experiences, nor that they're coming from all different parts of your brain, because they all work together so well. In fact, experts tell us there is no firm distinction between how you remember and how you think.

This doesn't mean that scientists have figured out exactly how the system works. They still don't fully understand exactly how you remember or what occurs during recall. The search for how the brain organizes memories and where those memories are acquired and stored has been a never-ending quest among brain researchers for decades. Still, there is enough information to make some educated guesses. The process of memory begins with encoding, then proceeds to storage and, eventually, retrieval.

On the next page (links), you'll learn how encoding works and the brain activity involved in retrieving a memory.








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Tomado de: http://science.howstuffworks.com/life/inside-the-mind/human-brain/human-memory.htm

6 de marzo de 2013

El sueño más ligero de los ancianos afecta su capacidad de memoria


Las capacidades de memoria declinan con la edad, por lo que es más difícil aprender nuevas tareas o recordar dónde dejó uno las llaves. Un estudio, publicado en Nature Neuroscience, sugiere que la causa reside en el sueño más ligero que acompaña al envejecimiento. Las personas mayores tienen una capacidad de recordar cosas nuevas tras dormir más de un 50% inferior en comparación con las personas jóvenes.

En el estudio, los investigadores administraron pruebas de memoria a 18 personas jóvenes (edad media: 20 años) y a 15 personas mayores (edad media: 72 años). Se monitorizó a los participantes mientras dormían y posteriormente realizaron la prueba de memoria otra vez. Tras hacer ajustes estadísticos, se halló que aunque las personas más jóvenes y las mayores eran más o menos iguales en cuanto a recordar cosas antes de dormir, la capacidad de recordar divergía tras despertar. Los adultos mayores puntuaron un 55% más bajo en la prueba de memoria.El problema parece residir en que los adultos mayores duermen menos: no sólo es importante dormir antes de aprender, sino que hay que dormir después de aprender para consolidar esas nuevas memorias y crear memorias a largo plazo.

El estudio concluye que hay motivos para apoyar un enfoque en el sueño profundo en particular: a medida que envejecemos, experimentamos más interrupciones del sueño y esto afecta la función diaria de memoria.

Tomado de: http://www.neurologia.com/sec/RSS/noticias.php?idNoticia=3941

4 de marzo de 2013

El Alzheimer podría ser el precio a pagar por la evolución humana



La mayor capacidad cognitiva del Homo sapiens 
acarrea una mayor fragilidad.

Un investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana ha formulado la hipótesis de que la enfermedad de Alzheimer sería el precio que tenemos que pagar por nuestras capacidades cognitivas. Nuestro cerebro es más complejo, pero también más frágil, metabólicamente hablando. La evolución habría seleccionado esta característica puesto que el Alzheimer sólo se desarrolla a edades tardías, irrelevantes para la reproducción.


El investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) Emiliano Bruner acaba de publicar junto con la neuropsiquiatra Heidi Jacobs, del Instituto alemán de Neurociencia y Medicina de Jülich, un trabajo en la revista Journal of Alzheimer’s Disease en el que formulan una hipótesis que integra informaciones paleontológicas y biomédicas para proponer un marco evolutivo al origen de la enfermedad de Alzheimer, y sugiere que la sensibilidad al proceso neurodegenerativo sería el precio que tenemos que pagar para tener las capacidades cognitivas peculiares de nuestra especie.

De acuerdo con la hipótesis propuesta en su artículo titulado Alzheimer's Disease: The Downside of a Highly Evolved Parietal Lobe?, dicha sensibilidad al proceso neurodegenerativo del Alzheimer es la consecuencia secundaria de la especialización y de la complejidad metabólica de nuestras áreas parietales.

“De hecho, en las primera fases de esta enfermedad se observa un déficit metabólico, es decir, en la gestión de la energía, de éstas misma áreas que caracterizan el origen de nuestra especie”, explica el Dr. Bruner, responsable del Grupo de Paleoneurología del CENIEH, en la nota de prensa de la institución.

Se supone que la evolución de las áreas parietales se relaciona con las capacidades cognitivas. En este sentido, el registro fósil y paleoneurológico enseña que nuestra especie se caracteriza a nivel de geometría cerebral por una marcada reorganización de dichas áreas y quizás de su sistema vascular.

Estos procesos de crecimiento y desarrollo que llevan a estos cambios cerebrales, están ausentes en los simios antropomorfos así como en homínidos con gran volumen cerebral como los neandertales. Además, a nivel de tejidos neurales, en la corteza parietal profunda, los humanos tenemos áreas que tampoco se encuentran en los otros primates.


El precio de nuestra inteligencia 

Por tanto, este desarrollo de las capacidades cognitivas del Homo sapiens puede que haya conllevado una mayor sensibilidad a defectos metabólicos: balance energético, toxinas, gestión del calor, etc. Y, como señala el Dr. Bruner, sería “el precio” que tendríamos que pagar por disfrutar de nuestras capacidades peculiares. Y es que el Alzheimer sólo se conoce en nuestra propia especie.

Bruner concluye afirmando que el silencioso filtro de la selección natural sólo reconoce las ventajas cognitivas y ninguna de sus desventajas, ya que al afectar a edades tardías, éste “efecto secundario” no influye sobre las capacidades reproductivas del individuo.

La perspectiva evolutiva planteada en este artículo no proporciona directamente una cura para una patología como la enfermedad de Alzheimer, pero puede ofrecer una interpretación diferente de sus causas, acercándose a sus mecanismos no desde su situación presente, sino desde su pasado.

Tomado de: http://www.tendencias21.net/El-Alzheimer-podria-ser-el-precio-a-pagar-por-la-evolucion-humana_a15811.html

Referencia artículo original: Bruner, E., & Jacobs, H. I. L. (2013). Alzheimer’s Disease: The Downside of a Highly Evolved Parietal Lobe? Journal of Alzheimer’s Disease, 35 (2). doi:10.3233/JAD-122299