29 de marzo de 2012
Ser bilingüe previene la demencia
Una nueva investigación, publicada en 'Trends in Cognitive Sciences', explica cómo el hecho de hablar más de un idioma se puede traducir en una mejor salud mental. El estudio examina cómo el ser bilingüe puede ofrecer protección contra los síntomas de la demencia y, además, sugiere que la creciente diversidad en las poblaciones del mundo puede tener un impacto positivo, e inesperado, en la capacidad de recuperación del cerebro adulto.
"Estudios anteriores han establecido que el bilingüismo tiene un efecto beneficioso en el desarrollo cognitivo de los niños", explica la autora principal del estudio, la doctora Ellen Bialystok, de la Universidad de York, quien añade que, "en este estudio, revisamos los informes recientes, que utilizan tanto métodos conductuales, como de neuroimagen, para examinar los efectos del bilingüismo sobre la cognición en adultos".
La doctora Bialystok y sus colaboradores afirman que el uso de las redes de control cognitivo para el procesamiento del lenguaje bilingüe, pueden reconfigurarlas y fortalecerlas, mejorando así la 'flexibilidad mental', la capacidad de adaptarse a los cambios, y ayudando a procesar la información de manera eficiente.
Los estudios también sugieren que el bilingüismo mejora la 'reserva cognitiva' -el efecto protector que tiene la estimulación de la actividad mental y física sobre el funcionamiento cognitivo en el envejecimiento saludable. Esta reserva cognitiva puede retrasar la aparición de los síntomas en las personas que sufren de demencia, ya que las personas bilingües experimentan los síntomas de aparición de demencia años más tarde que los monolingües.
"Nuestra conclusión es que el bilingüismo reorganiza ciertas redes específicas del cerebro, creando una base más eficaz para el control ejecutivo, y el mantenimiento de un mejor desempeño cognitivo durante toda la vida" añade Bialystok.
[Bibliografía del artículo original: Ellen Bialystok, Fergus I.M. Craik, Gigi Luk. (2012). Bilingualism: consequences for mind and brain.TRENDS in Cognitive Sciences, 16, 4, 240-250. Summary: Building on earlier evidence showing a beneficial effect of bilingualism on children's cognitive development, we review recent studies using both behavioral and neuroimaging methods to examine the effects of bilingualism on cognition in adulthood and explore possible mechanisms for these effects. This research shows that bilingualism has a somewhat muted effect in adulthood but a larger role in older age, protecting against cognitive decline, a concept known as ‘cognitive reserve’. We discuss recent evidence that bilingualism is associated with a delay in the onset of symptoms of dementia. Cognitive reserve is a crucial research area in the context of an aging population; the possibility that bilingualism contributes to cognitive reserve is therefore of growing importance as populations become increasingly diverse].
Tomado de: http://www.europapress.es/salud/noticia-ser-bilingue-previene-demencia-20120329171406.html
Completan el primer mapa del cerebro humano
El atlas revela que la corteza cerebral se encuentra dividida en zonas genéticas que difieren de aquellas de los mapas cerebrales basados en la fisiología o la función
Un equipo internacional de científicos, dirigido por investigadores de la Universidad de California, en San Diego, y la Administración de Veteranos del San Diego Healthcare System, ha elaborado el primer atlas de la superficie del cerebro humano, basado en la información genética. El trabajo ha sido publicado en la revista «Science».
El atlas revela que la corteza cerebral se encuentra dividida en zonas genéticas que difieren de aquellas de los mapas cerebrales basados en la fisiología o la función -este atlas genético proporciona a los científicos una nueva herramienta para estudiar y explicar cómo funciona el cerebro.
«La genética es importante para la comprensión de todo tipo de fenómenos biológicos», afirma el doctor William S. Kremen, profesor de psiquiatría en la Universidad de California, y coautor principal del estudio, junto con el doctor Anders M. Dale, profesor de radiología.
Según otro autor del estudio, el doctor Chi-Hua Chen, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de California, en San Diego, «si podemos entender las bases genéticas del cerebro, podremos tener una mejor idea de cómo éste funciona, y se desarrolla -una información valiosa para mejorar, en última instancia, los tratamientos de enfermedades y trastornos».
La corteza cerebral humana, caracterizada por distintivos pliegues y fisuras, llamados surcos, tiene sólo entre0,2 y 0,4 centímetros de grosor, pero contiene varias capas de neuronas interconectadas, cuyo papel es clave para la memoria, la atención, el lenguaje, la cognición y la conciencia. Otros atlas han dividido el cerebro mediante citoarquitectura -según las diferencias en los tejidos o la función.
Sin embargo, este nuevo mapa se basa enteramente en la información genética derivada de la resonancia magnética nuclear (RMN) de 406 gemelos adultos, que participaron en VETSA (Vietnam Era Twin Registry), un estudio longitudinal en curso sobre el envejecimiento cognitivo.
«Esperamos que este nuevo atlas nos ayude a entender los cambios relacionados con el envejecimiento en la estructura cerebral, y la función cognitiva», apunta el doctor Jonathan W. King, del Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento.
Las correlaciones genéticas del atlas entre los diferentes puntos de la superficie cortical del cerebro de los gemelos coinciden; estas correlaciones compartidas representan la influencia genética, y revelan que las divisiones genéticas cerebrales no se corresponden con las divisiones tradicionales del cerebro, basadas en la estructura y la función.
Tomado de: http://www.abc.es/20120329/ciencia/abci-atlas-cerebro-humano-201203291719.html
25 de marzo de 2012
La obesidad reduce el cerebro
La obesidad parece ser la quintaesencia de los enemigos de la salud: no sólo está en el origen de un sinnúmero de enfermedades orgánicas, sino que además daña el cerebro.
Y no porque genere conflictos psicológicos. Estudios realizados en personas de 70 años o más mostraron que los que tenían sobrepeso (índice de masa corporal entre 25 y 30), mostraban una disminución del 4% de su tejido cerebral comparados con sus pares de peso normal. Y en los que tenían obesidad (IMC=30 o más), la disminución era de un 8%. Es más, esta pérdida de materia gris y blanca se localiza en regiones cruciales para las tareas cognitivas, lo que aumentaría la vulnerabilidad al mal de Alzheimer.
Estos desconcertantes resultados fueron obtenidos por el equipo de investigación del doctor Oscar López, neurólogo mendocino que, después de finalizar su residencia en neurología en el Hospital Rivadavia, se fue a trabajar a la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, donde dirige la División de Neurología del Comportamiento.
López, actualmente uno de los nombres más destacados en el tema, investigador y consultor de grandes estudios epidemiológicos internacionales, acaba de pasar por Buenos Aires y se refirió al flagelo de esta enfermedad que ya afecta a más de 35 millones de personas durante un encuentro en el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).
-Doctor López, ¿cuál es la relación entre volumen cerebral y Alzheimer? ¿Y entre edad y volumen cerebral?
-El volumen cerebral por sí mismo no es un indicador de riesgo. Las mujeres normalmente tienen el cerebro un poco más chico que el hombre y eso no tiene nada que ver con la cognición (hay quienes dicen que los hombres lo usan mal y las mujeres, bien). Lo que aumenta la vulnerabilidad es la pérdida de sustancia gris y blanca. Y en ese sentido la edad es devastadora: no tiene misericordia con el cerebro. Sin embargo, hay personas con una atrofia importante que no desarrollan los síntomas clínicos de la enfermedad.
-¿También hay quienes tienen placas amiloides [la marca característica del Alzheimer] y están cognitivamente normales?
-Alrededor del 30% de la población sin problemas cognitivos tiene amiloide en el cerebro. Es algo que nos deconcierta.
-¿Esto significa que, por ahora, los estudios de biomarcadores (como las placas amiloides o la proteína Tau o el gen ApoE-4) no son concluyentes?
- Así es, se puede tener el marcador sin desarrollar clínicamente la enfermedad. Por ahora, la recomendación en los Estados Unidos es que se usen solamente en investigación. El gen ApoE-4 explica muy poco. Por ejemplo, en Finlandia, el 20% de la población tiene el ApoE-4, y en España, el 10%. Sin embargo, la incidencia de Alzheimer en el Norte y en el Sur es la misma.
-¿Cómo se distingue entre el envejecimiento cerebral normal y el patológico?
-El criterio es el siguiente: mi memoria es peor que la de los muchachos jóvenes, pero está a la par de la gente de mi misma edad y educación. Soy diferente de los individuos jóvenes, pero igual a mis pares. Eso es envejecimiento normal. El patológico es cuando soy diferente de los chicos, y también de mis pares.
-¿Los olvidos son siempre el primer síntoma de la enfermedad?
-También puede suceder que debute con problemas visuales. Los pacientes van al oculista, les dicen que tienen cataratas o glaucoma... Esto ocurre porque la enfermedad comienza afectando partes del cerebro que se relacionan con la visión. Es lo que los médicos llamamos "Alzheimer posterior". También puede presentarse con trastornos del lenguaje, confusión... Por otro lado, hay dos formas de Alzheimer: el que comienza antes de los 85 es como un huracán, y el que aparece después, como una tormenta de verano.
-¿La progresión es distinta en uno y en otro?
-Es muy similar. Una vez que empezaron los síntomas, se manifiesta abiertamente en dos o tres años.
-¿Los efectos de la edad no podrían deberse en realidad a otros trastornos vinculados?
-Es un fenómeno extremadamente complejo, porque con la edad llegan enfermedades que afectan al cerebro. La hipertensión, que es muy común, lesiona regiones que normalmente son dañadas también por la enfermedad de Alzheimer. Ambas tienen un efecto sinérgico. Si analizamos la perfusión de los vasos cerebrales, vemos algo similar. Y lo mismo ocurre con la insulinemia y el estado prediabético. Todos estos fenómenos van creando una vulnerabilidad. Cuando viene el Alzheimer y golpea, si existen estos factores, la enfermedad empieza antes. Esto no quiere decir que si tengo hipertensión voy a tener necesariamente Alzheimer, pero si no la trato, crece el riesgo de que los síntomas aparezcan antes que en una persona que tiene presión normal.
-Además de una dieta sana, se aconseja hacer actividad física para proteger el cerebro. ¿Cuánto se necesita?
-El ejercicio juega un rol preponderante en la protección. Se calcula que si una persona camina 72 cuadras por semana o más, tiene un mayor volumen cerebral. Nosotros vimos que personas que habían hecho actividad física en 1990/91, tenían mayor volumen en 1998/99 y menor incidencia de Alzheimer en 2004, 2005. ¿Y tiene alguna importancia si, además de mantenerme activo, hago un poquito más de ejercicio? Sí. A mayor gasto calórico por semana, mayor volumen cerebral. A propósito: también parece ser protector el consumo de pescado, pero sólo hervido o al horno.
-¿Cuándo empieza la atrofia cerebral normal?
-Algunos dicen que empieza entre los 50 y los 60, pero los estudios no son conclusivos, porque son transversales [toman "la foto" de un momento] y se necesitarían análisis longitudinales, que siguieran a grupos de personas a lo largo del tiempo.
-Usted explica que el mayor factor de riesgo para desarrollar la enfermedad es la edad. ¿Cómo se traduce eso en términos epidemiológicos?
-Nosotros hicimos un estudio en cuatro ciudades de los Estados Unidos y vimos cómo la enfermedad va aumentando hasta llegar a los 85 años, donde prácticamente la mitad de la población tenía la enfermedad. Se calcula que después de los 95 años, sólo el 4% de las personas mantiene sus capacidades cognitivas normales. O sea, estar cognitivamente normal es anormal. Todo indica que no se puede pasar la barrera de los cien años.
-¿Es optimista sobre la posibilidad de encontrar formas de evitarlo?
-Sí, cautamente optimista. Creo que algo se va a descubrir. Lo que estamos haciendo ahora se llama "compresión de la morbilidad": se trata de llegar sanos, y en buenas condiciones cognitivas a edades avanzadas. Estamos viviendo una etapa única en la humanidad. Millones y millones de personas van a llegar a los 85 o 90 años. Nosotros somos la generación intermedia, que probablemente tenga que pagar el precio para que las siguientes entiendan este proceso. Sólo ahora comprendemos que podemos protegernos cambiando el estilo de vida. No es necesario recurrir a cosas mágicas o caras. Ese concepto que parece tan simple, de sentido común, hace diez años no lo teníamos.
Tomado de: http://www.lanacion.com.ar/1459417-la-obesidad-reduce-el-cerebro
14 de marzo de 2012
Jugar, una propuesta de la neurociencia para aprender mejor
"Si uno pusiera a un cirujano de hace cien años en un quirófano de hoy, no sabría por dónde empezar; en cambio, si uno trajera a la escuela a un profesor de hace un siglo, la única diferencia que encontraría en el aula sería el color del pizarrón."
La frase pertenece a Seymour Papert, cofundador del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT, pero el psicólogo cognitivo Antonio Battro la recordó para subrayar que es imperioso diseñar nuevas estrategias que permitan enseñar y aprender mejor. Fue durante las sesiones de la Segunda Escuela Latinoamericana de Neuroeducación, que reúne hasta mañana en esta ciudad a 50 investigadores jóvenes de todo el mundo y a 30 de los científicos más reconocidos en el estudio de los engranajes del cerebro.
Las neurociencias ya ofrecen algunos indicios de cómo hacerlo: combinar el juego dirigido con la instrucción tradicional, tomar pruebas frecuentes y luego dar un feedback de aciertos y errores son algunos de ellos.
Organizada por el Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la UBA, la Escuela tiene una meta ambiciosa: tender puentes entre la ciencia y el aula. Aunque algunos resultados son preliminares, distintos trabajos ya arrojan indicios claros sobre qué caminos conviene tomar.
Una de las premisas al parecer indiscutibles es la que enunció Kathryn Hirsh-Pasek, directora del Laboratorio de Lenguaje Infantil de la Universidad de Temple, Estados Unidos: "La forma en que se enseña es tan importante como qué se enseña".
En los últimos años, Hirsh-Pasek analizó la educación preescolar y comparó los resultados que arroja la instrucción directa (la tradicional) el juego libre y el juego guiado.
La científica encontró que en un ambiente de juego dirigido ( playful learning ), los chicos desarrollan más regulación emocional, se estresan menos y muestran menos problemas conductuales. Por su parte, los que reciben instrucción dirigida desarrollan menos confianza en sus propias capacidades y se sienten menos motivados para ir a la escuela.
"El juego guiado reduce la distracción; es como una lente que nos ayuda a dirigir la atención a lo que queremos que aprendan -dijo Hirsh-Pasek-. Es decir, crea un escenario que prepara a los chicos para el descubrimiento y la exploración. Pero también demanda mucho más tiempo y esfuerzo de los maestros."
David Klahr, profesor de Desarrollo Cognitivo y Educación en la Universidad Carnegie-Mellon, Estados Unidos, especialista en desarrollo del pensamiento científico, destacó que muchas veces se pasa por alto que ellos llegan a la educación inicial equipados con razonamientos que les permiten dilucidar relaciones de causalidad e interpretar evidencias.
"En el jardín de infantes -explicó-, los chicos ya conocen la diferencia entre «saber» y «adivinar»."
Klahr destacó la importancia de la retroalimentación ( feedback) por parte del maestro. En experimentos realizados en su laboratorio, durante los cuales entrenaron a dos grupos de chicos con cinco problemas diarios (unos recibían una "devolución" sobre sus errores y aciertos, y los otros, no), vieron que siete meses más tarde sólo los primeros recordaban lo que habían aprendido.
Para el científico, el aprendizaje a través del descubrimiento conduce a una mejor comprensión de los fenómenos y procesos. Sin embargo, aclaró, "no debería dedicársele el 100% del tiempo de clase; también se necesita la instrucción tradicional, aunque no en exceso, porque les resulta más aburrida".
Estas y otras investigaciones confirman que los chicos no llegan a la escuela como una pizarra en blanco. Es más, el húngaro Gergely Csiba, profesor de psicología de la Universidad de Europa Central, de Budapest, descubrió que los bebes ya nacen "programados" para aprender de otros. "Mostramos que bebes de pocos meses buscan el contacto visual y siguen los gestos [por ejemplo, cuando se les señala un objeto], lo que sugiere que tratan de entender de qué les están hablando", explicó.
A días de nacer, los bebes ya pueden distinguir entre los fonemas ba y ga , contó Ghislaine Dehaene-Lambertz, investigadora de la Unidad de Neuroimágenes Cognitivas del Inserm, en París.
"Lo que sorprende es que los bebes tienen mucha perseverancia para aprender a hablar, a caminar, pero infortunadamente, cuando llegan a la escuela, ese apetito de aprender se pierde -destacó-. Puede ser porque muchas veces, en lugar de alegrarse por los triunfos del niño, los docentes se muestran insatisfechos. Los chicos son curiosos, quieren tener éxito y, si no lo logran, el deber de los maestros es encontrar por qué. Si uno alimenta las preguntas del niño, surgirán nuevos interrogantes. Si uno lo recompensa, seguirá intentándolo."
Hal Pashler, profesor de Psicología y Neurociencias en la Universidad de California, en San Diego, se centró en estudiantes universitarios y en un ingrediente fundamental del aprendizaje: el olvido. Constató que volver a memorizar un mismo tema tras un pequeño intervalo de tiempo no es más efectivo que hacerlo tras un tiempo largo. Según Pashler, los mejores resultados se logran cuando el intervalo es de alrededor del 20% del lapso en que se tomará la prueba; tomar pruebas frecuentes es mejor que memorizar; los tests de mú ltiple choice son peores que los de recordar y las pruebas asociadas con retroalimentación de los profesores promueven la reconsolidación de la memoria.
Pero si en algo hubo coincidencia, es en que no habría que dejar la educación sólo en manos de los maestros. Contando los fines de semana, se calcula que los chicos pasan el 80% de su tiempo fuera de la escuela.
Por Nora Bär
Tomado de: http://www.lanacion.com.ar/1456340-jugar-una-propuesta-de-la-neurociencia-para-aprender-mejor
7 de marzo de 2012
Descubren una forma para facilitar la memoria
Una investigación del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto CSIC-UAM (Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Universidad Autónoma de Madrid), aporta nuevos datos sobre los mecanismos moleculares de la plasticidad sináptica y cómo pueden manipularse para facilitar la memoria.
Las neuronas se comunican entre sí mediante la sinapsis, una compleja estructura donde tienen lugar un conjunto de sucesos químicos y eléctricos. El intercambio de información no siempre es igual, ya que ciertas conexiones sinápticas experimentan modificaciones como consecuencia de una actividad o experiencia previa vivida por las neuronas.
Este fenómeno, conocido como plasticidad sináptica, se ha propuesto en múltiples estudios como el sustrato celular del aprendizaje y la memoria del ser humano.
Sus autores demuestran que las sinapsis pueden hacerse más plásticas usando un pequeño fragmento de una proteína (péptido) que está implicada en la comunicación celular.
Este péptido inicia una cascada de acontecimientos dentro de la neurona que resulta en la facilitación de la plasticidad sináptica. Induce la incorporación de nuevos receptores de neurotransmisor en las sinapsis del hipocampo, zona del cerebro implicada en el aprendizaje y la memoria.
Cuando los investigadores administraron el péptido a ratas de laboratorio, su capacidad de aprender y retener información espacial fue aumentada.
Las conclusiones del trabajo revelan que los mecanismos de plasticidad sináptica se pueden manipular farmacológicamente, de forma que aumente la capacidad cognitiva, al menos en animales de laboratorio.
6 de marzo de 2012
El Síndrome de la Memoria Falsa
1 de marzo de 2012
La deshidratación puede alterar el proceso y rendimiento mental
La deshidratación puede alterar el proceso y rendimiento mental, mientras que diversos nutrientes y otras sustancias pueden producir efectos positivos en la capacidad cognitiva, según ha explicado la doctora Marcela González-Gross durante su intervención este miércoles en el XII Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer (SAMEM), que se está celebrando en Madrid.
González-Gross, titular de Fisiología del Ejercicio y Nutrición Deportiva de la Universidad Politécnica de Madrid, ha destacado que el estado de hidratación puede influir en la capacidad cognitiva y, cuando el organismo pierde más del 2 por ciento de líquidos, se produce una disminución en el rendimiento mental, lo que afecta a la capacidad de atención, memoria a corto plazo y concentración.
Además, añade, la deshidratación puede alterar diversos procesos mentales así como la rapidez perceptiva, produciendo modificaciones significativas en la función cognitiva (percepción, atención, memoria, pensamiento y lenguaje), y en la coordinación motora, tiempo de reacción y discriminación perceptiva. Este estado influye de forma especialmente negativa a la función cerebral de los ancianos.
Por lo tanto, "una correcta hidratación puede ayudarnos en la prevención de muchos accidentes laborales y situaciones de bajo rendimiento, así como mejorar la sensación de bienestar".
Los antioxidantes y las vitaminas son otros de los nutrientes relacionados con el rendimiento mental. Debido a la gran actividad metabólica del cerebro. Éste es especialmente vulnerable al daño oxidativo, y los antioxidantes, -y la vitamina E en particular-, pueden protegerlo del daño causado por mecanismos oxidativos e inflamatorios.
En cuanto a determinados déficits vitamínicos, la experta señala que "se han asociado a alteraciones neurológicas. Las deficiencias de B12, B6 y Folato conllevan un acúmulo de homocisteína que aumenta el riesgo de enfermedad cerebro-vascular. De hecho, existen evidencias epidemiológicas que relacionan la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular con la homocisteína".
Tomado de: http://ecodiario.eleconomista.es/salud/noticias/3787371/03/12/la-deshidratacion-puede-alterar-el-proceso-y-rendimiento-mental.html
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El término «aprendizaje» subraya la adquisición de conocimientos y destrezas; el de «memoria», la retención de esa información. Ambos proces...
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Intuición y memoria , casi todos hemos experimentado una sensación de certeza sobre algo sin recordar porqué, es lo que llamamos tener una...